Cambio climático: 2 tribunas alertan sobre los peligros para la salud humana
Aunque el calentamiento climático tiene un impacto sobre el medio ambiente, está claro que también altera nuestra salud —sobre todo, la digestiva—, no solo porque somete, directa o indirectamente, a nuestro cuerpo a una dura prueba, sino también porque selecciona patógenos más capaces de resistir los 37 grados del cuerpo.
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Acerca de este artículo
El cambio climático ha producido un aumento de la temperatura media de la Tierra de alrededor de 1,5 °C desde el periodo preindustrial (1850-1900), pero también (¿y sobre todo?) fenómenos climáticos extremos y récords de calor. Estos fenómenos excepcionales ejercen una presión de selección sobre el conjunto de los organismos vivos, entre ellos el ser humano. Frente a este tipo de presión, existen dos opciones: sufrir (y eventualmente morir) o adaptarse.
Más del 50 % de las enfermedades infecciosas observadas en el ser humano empeoran con el cambio climático. 1
De aquí a 2030, las enfermedades diarreicas podrían aumentar un 10 %, y afectarían principalmente a los niños pequeños. 1
Presiones ya en marcha
Según Mhairi Claire Donnelly y Nicholas J Talley, coautores de un Commentary publicado en la revista Gut 1, el cambio climático afectaría ampliamente a nuestra salud digestiva, alterando su fisiología e impactando en nuestros sistemas digestivo e inmunitario. Según los autores, las causas son; un mayor uso de los pesticidas y fungicidas para salvar cultivos dañados por las inclemencias del tiempo, que generan, en el consumidor, disbiosis causantes de enfermedades digestivas (síndrome del colon irritable, cáncer colorrectal) o no (obesidad, neurodegeneración); una contaminación del aire implicada en la inflamación, la oxidación y la resistencia a la insulina; etc. La salud mental también se vería afectada, a causa de la ecoansiedad.
La constatación no sería mejor para las infecciones: más del 50 % de las enfermedades infecciosas se exacerbarían debido al cambio climático; se espera un aumento del 10 % de las enfermedades diarreicas (contaminación del agua de bebida durante las inundaciones, temperaturas elevadas que favorecen a ciertos virus…) de aquí a 2030. La cuestión del cáncer digestivo y hepático también se plantea: el aumento de la temperatura produciría la secreción de toxinas cancerígenas, y los microplásticos procedentes de energías fósiles podrían ser responsables de cáncer de hígado. Paradójicamente, el tratamiento de estas enfermedades aumenta nuestra huella de carbono, lo cual incita a los autores a terminar su tribuna —a la que algunos reprocharán reducciones y confusiones entre cambio climático y contaminación— con un llamamiento al cambio de prácticas, tanto en casa como en el hospital.
Adaptaciones en curso
Paralelamente, algunos patógenos se adaptan, como advierte Arturo Casadevall en la tribuna que firma en Nature Microbiology. 2 Por ejemplo, sometidos a canículas sucesivas, se seleccionarían progresivamente los hongos más tolerantes a las temperaturas elevadas. Ahora bien, la temperatura corporal de los mamíferos representa una de las armas (junto con la inmunidad) para defenderse de los hongos patógenos. Cryptococcus spp., bloqueado por la temperatura corporal elevada del conejo, no puede producir una criptococosis sistémica y se limita a las partes más frías, como la piel y los testículos.
Pero ¿qué pasará mañana si el número más elevado de días muy cálidos selecciona hongos más tolerantes a las temperaturas elevadas y que se adaptan con mayor rapidez al calor? Estas dos adaptaciones facilitarían las infecciones por los hongos de todos los mamíferos. Así pues, no solo el calentamiento climático altera el ecosistema, sino que podría seleccionar patógenos adaptados a unas condiciones ambientales más cálidas.
El calentamiento climático se ha asociado a la emergencia simultánea e inexplicable de diferentes clados de C. auris en 3 continentes en la década de 2010. 2
Por otra parte, la selección quizá ya está en marcha: el calentamiento climático podría ser el origen de la emergencia simultánea e inexplicable, en tres continentes, hacia 2010, de diferentes clados de Candida auris más termotolerantes que Candida spp. filogenéticamente parecidas, que presentan una resistencia significativa a 2 de las 3 clases principales de medicamentos antifúngicos, los azolados y los polienos.