Obesidad: ¿un ácido graso bacteriano implicado?
Una especie comensal de la microbiota intestinal que produce ácidos grasos trans y saturados empeoraría la obesidad inducida por una dieta rica en grasas. Sus metabolitos alterarían el metabolismo lipídico y la barrera intestinal del huésped, según un estudio publicado en Cell metabolism.
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Acerca de este artículo
En un momento en que la prevalencia de la obesidad y los trastornos metabólicos asociados aumenta en todo el mundo, una modificación de la dieta alimentaria no es suficiente para una gran parte de los pacientes. Comprender el impacto de otros factores del entorno es crucial para desarrollar otras estrategias terapéuticas. Numerosos estudios señalan una asociación entre la disbiosis de la microbiota intestinal y la progresión de la obesidad, que podría explicar, al menos en parte, las variaciones interindividuales de susceptibilidad a las enfermedades metabólicas. Sin embargo, los mecanismos moleculares y la relación de causalidad entre las bacterias de la microbiota intestinal, en especial sus metabolitos, y el desarrollo de la obesidad no se han elucidado por completo.
Dieta rica en grasas y Fusimonas intestini: un efecto sinérgico sobre el aumento de peso
Se admite que una alimentación rica en grasas, sobre todo saturadas, aumenta el riesgo de obesidad y sus comorbilidades metabólicas. Pero no se sabe en qué medida ciertos metabolitos (como los ácidos grasos de cadena larga) que producen las bacterias de la microbiota intestinal influyen en la patogenia de estas enfermedades. Un equipo japonés se ha interesado por Lachnospiraceae, una familia bacteriana de la microbiota intestinal asociada a la obesidad y la diabetes de tipo 2 en estudios anteriores. Ha demostrado que una de sus especies comensales, Fusimonas intestini, está claramente más presente en caso de obesidad e hiperglucemia, tanto en el ratón como en el ser humano.
Con el fin de poner en evidencia una potencial relación causal entre esta especie y la obesidad, los investigadores han comparado ratones con la microbiota intestinal colonizada por Escherichia coli y F. intestini o solo por E. coli, alimentados con una dieta normal o rica en grasas. Han constatado un aumento de peso y de grasa corporal significativo solo en los ratones sometidos a la dieta rica en grasas y colonizados por F. intestini, incluso en cantidad muy baja. Además, estos presentaban una elevación de la concentración de colesterol plasmático, así como de la expresión de TNF-α proinflamatorio, de proteínas de unión a los lipopolisacáridos y de genes que codifican la leptina. Colonizando ratones gnotobióticos con F. intestini y 9 especies representativas de la microbiota humana, los investigadores han observado este aumento de masa grasa. Estos resultados sugieren que un aporte elevado de grasas alimentarias y F. intestini actúan de forma sinérgica para alterar el metabolismo del huésped.
Una alteración del metabolismo lipídico y de la impermeabilidad intestinal
Los investigadores han descubierto que F. intestini produce en abundancia diversos ácidos grasos de cadena larga. Sometida a la dieta rica en grasas, la microbiota intestinal colonizada por esta bacteria contenía dos veces más elaidato, un ácido graso trans conocido por aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, obesidad y resistencia a la insulina. También presentaba más ácidos grasos saturados, como el palmitato, el estearato y el margarato. Según los investigadores, la alimentación rica en grasas produce una sobreexpresión de genes microbianos implicados en la producción de lípidos, en especial FadR (Fatty acid metabolism regulator), que regula el metabolismo de los ácidos grasos. Sus análisis sanguíneos y tisulares sugieren que los metabolitos de F. intestini degradan la barrera intestinal y producen una endotoxemia que favorece el desarrollo de la obesidad.
Este estudio esclarece uno de los mecanismos moleculares que relacionan la microbiota intestinal con la obesidad a través de la sobreproducción de metabolitos lipídicos. Según los autores, profundizar en el conocimiento del metabolismo de las bacterias de la microbiota intestinal podría abrir el camino a nuevas opciones terapéuticas de la obesidad.