Síndrome metabólico: alimentación, microbiota y sistema inmunitario actúan al unísono
¿Cómo el exceso de azúcar y grasas en la alimentación occidental favorece la aparición del síndrome metabólico, la obesidad y la diabetes de tipo 2? Un nuevo estudio publicado en Cell1 revela la cascada de acontecimientos moleculares que intervienen y, en especial, la implicación de la microbiota intestinal y los linfocitos auxiliares Th17 del sistema inmunitario asociado.
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Acerca de este artículo
Hoy se sabe que una alimentación rica en azúcares y grasas está implicada en el aumento de la inflamación intestinal y que el sistema inmunitario intestinal desempeña un papel importante en la homeostasis metabólica. Se sabe también que la microbiota intestinal es un modulador importante de la inmunidad intestinal y que está implicada en las funciones metabólicas. Por último, se sabe que algunas células, como las células linfoides innatas de tipo 3 (ILCA3) y los linfocitos auxiliares Th17 (T helpers 17), pueden estar implicados, según el contexto, en la protección contra el síndrome metabólico. Pero la cascada de mecanismos moleculares que median entre la dieta occidental rica en grasas (High Fat Diet – HFD) y sus efectos metabólicos no se entienden totalmente.
Para colmar esta laguna, un equipo de investigadores alimentó a ratones durante 4 semanas con, o bien una HFD, o bien una dieta normal. El primer grupo desarrolló un síndrome metabólico típico, con aumento de peso, resistencia a la insulina e intolerancia a la glucosa, en comparación con el segundo. Los análisis de la mucosa intestinal y de las heces de estos ratones sobrealimentados mostraron que la dieta HFD había inducido una pérdida rápida, en la microbiota intestinal, de bacterias filamentosas segmentadas (BFS), provocando la pérdida de Th17, antes de la aparición del síndrome metabólico.
Los probióticos restablecen la protección contra el síndrome metabólico
Exploraciones sobre la implicación de otras células inmunitarias, como los ILCA3 o los linfocitos T CD4, permitieron a los investigadores afirmar que las células Th17 eran necesarias para la protección contra el síndrome metabólico por la microbiota intestinal. Estas exploraciones complementarias también pusieron de manifiesto que la pérdida de la homeostasis de las células Th17 por eliminación de las BFS estaba efectivamente implicada en el efecto negativo de la dieta HFD.
Después los investigadores administraron BFS directamente por sonda a los ratones durante 4 semanas, lo cual dio lugar a:
- Recuperación significativa de las Th17 y de su expresión en el intestino.
- Disminución de la inflamación intestinal.
- Pérdida de peso.
- Protección contra la resistencia a la insulina
Por lo tanto, una dieta microbiana que estimule las células Th17 podría mejorar el síndrome metabólico y la obesidad diabética al recalibrar la homeostasis inmunitaria intestinal.
El azúcar, ¿principal culpable de los efectos dañinos de la alimentación occidental?
Sin embargo, sabiendo que la alimentación occidental es rica en grasas, pero también en azúcares, los investigadores además compararon el efecto sobre los ratones de la dieta HFD (25% de azúcares, entre ellos sacarosa y maltodextrina, frecuentes en las golosinas y los refrescos) con otra muy pobre en azúcares (3-6%). Observaron que el azúcar reducía indirectamente las células Th17 a través de una modificación de la microbiota intestinal, a saber, un aumento de ciertas bacterias como Faecalibaculum rodentium a expensas de las BFS que inducen las células Th17.
¿Una dieta para solucionar el síndrome metabólico? No es tan sencillo…
Si bien el azúcar basta por sí solo para provocar la pérdida simultánea de BFS y linfocitos Th17, la eliminación del azúcar de la dieta solo puede aportar un beneficio terapéutico en presencia de células inmunitarias apropiadas en el intestino: un simple cambio de dieta podría ser insuficiente en algunas personas. Según los investigadores, sus trabajos demuestran que una red compleja de interacciones entre alimentación, microbiota intestinal y células inmunitarias regula el síndrome metabólico, la obesidad y la diabetes de tipo 2. Por lo tanto, el tratamiento de estas enfermedades no puede ser idéntico para todos los pacientes y, en el futuro, los enfoques terapéuticos de precisión deberán tener en cuenta las variaciones interindividuales del sistema inmunomodulador de la microbiota intestinal.