La enfermedad de Cushing desestabiliza la microbiota de forma permanente
Las personas que han padecido la enfermedad de Cushing presentan un desequilibrio pronunciado de su microbiota intestinal varios años después de la curación. Esta disbiosis podría explicar por qué tales personas siguen expuestas a un mayor riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares.
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Acerca de este artículo
Es bien sabido que el desequilibrio de la microbiota está implicada en la obesidad, la resistencia a la insulina, el exceso de triglicéridos o colesterol, etc., todos ellos factores de riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares.
La disbiosis también podría ser el motivo por el cual las personas que han tenido la enfermedad de Cushing –una afección causada por un tumor benigno de la hipófisis– están expuestas a un mayor riesgo cardiometabólico, aun varios años después de su remisión.
Comparar los datos con los de mujeres sanas
Para examinar esta hipótesis, un equipo de investigadores españoles incluyó a 28 mujeres menores de 60 años que habían tenido la enfermedad de Cushing1 y que llevaban más de 5 años en remisión.
Recogieron sus heces para analizar la microbiota y muestras de sangre para medir distintos parámetros sanguíneos del riesgo cardiovascular. Además, analizaron la distribución de su grasa corporal.
Estos datos se compararon con los de un grupo de control formado por 25 mujeres sanas, de edad y corpulencia ( (sidenote: Indice de Masa Corporal (IMC) El Indice de Masa Corporal (IMC) evalúa la constitución de una persona al estimar la masa grasa corporal calculada por una relación entre el peso (kg) y la altura (m). https://www.nhlbi.nih.gov/health/educational/lose_wt/BMI/bmicalc.htm https://www.euro.who.int/en/health-topics/disease-prevention/nutrition/a-healthy-lifestyle/body-mass-index-bmi ) ) equiparables.
¿Qué revelan los resultados?
Diferencias claras entre las microbiotas
Como era de esperar, las mujeres en remisión reunían varios factores de riesgo cardiovascular en comparación con las voluntarias sanas: más grasa abdominal, mayores concentraciones de hemoglobina glicada, triglicéridos y glucosa en ayunas, menos colesterol «bueno» (HDL), etc.
Además, todas presentaban una disbiosis intestinal significativa. No solo sus microbiotas eran menos ricas y menos diversificadas, sino que tenían una estructura muy diferente.
Por ejemplo, la cepa Suturella, ausente en el grupo de control, era abundante en las mujeres del grupo de la enfermedad de Cushing. Cabe recordar que varios estudios han señalado la presencia de esta bacteria en personas con diabetes, obesidad, exceso de insulina, aterosclerosis...
El exceso de cortisol causa estragos en la enfermedad de Cushing
La enfermedad de Cushing es una afección relativamente rara causada por un tumor benigno de la hipófisis, una pequeña glándula del cerebro que gestiona numerosas funciones del organismo2. TEsta anomalía es más frecuente en las mujeres que en los hombres. Provoca una sobreestimulación de las suprarrenales, esto es, las glándulas que producen cortisol.
La exposición de los órganos a este exceso de cortisol desencadena una variedad de síntomas, algunos de los cuales aumentan el riesgo cardiovascular:
- Acumulación de grasa en el torso, las vísceras y la sangre;
- Exceso de glucosa, triglicéridos y colesterol;
- Resistencia a la insulina;
- Aumento de la tensión arterial;
- Pérdida de masa muscular y osteoporosis;
- Aumento de la pilosidad;
- Infertilidad, trastornos sexuales, etc.
El tratamiento se basa en la cirugía (extirpación del tumor), la administración de medicamentos y la radioterapia.
La persistencia de trastornos metabólicos en los pacientes de Cushing curados podría estar relacionada con la disbiosis
Sorprendentemente, en los pacientes curados, el índice que mide la diversidad bacteriana mostró una correlación con la concentración de fibrinógeno, una proteína implicada en la coagulación y, por tanto, relacionada con el riesgo de accidente vascular. Además, este índice mostró una correlación inversa con las concentraciones de triglicéridos, glucosa e insulina.
Esto tiende a indicar una relación probable entre la persistencia de trastornos metabólicos en pacientes de Cushing curados y la disbiosis.
Es la primera vez que se demuestra científicamente dicha relación.
La microbiota intestinal
Sin embargo, se necesitan estudios de mayor envergadura para confirmar estos resultados. Aun así, dejan entrever la posibilidad de realizar algún día intervenciones específicas –con probióticos o con un trasplante de microbiota fecal (TMF)– para reequilibrar la microbiota de las personas que padecen la enfermedad de Cushing.
¡Y como corolario, la posibilidad de ganar varios años de vida con buena salud!