Papel del glifosato en la alteración del eje microbiota-intestino-cerebro
Según una revisión publicada recientemente en la revista Ecotoxicology and Environmental Safety, el glifosato altera gravemente el equilibrio de la microbiota intestinal, el eje intestino-cerebro y el sistema nervioso central y periférico.
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Acerca de este artículo
El cerco se cierra alrededor del glifosato. Además de su clasificación como «cancerígeno probable» por parte del CIIC (Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer) —pero no de las agencias de regulación (véase el recuadro)— y de las sospechas de que es un perturbador endocrino, el glifosato también podría producir diversos trastornos del desarrollo y comportamiento neurológicos.
¿Por qué existe una controversia en torno a los efectos cancerígenos del glifosato?
Cancerígeno para el ser humano, pero autorizado para 10 años más en Europa. Esta paradoja es sorprendente. ¿Cómo explicar que el CIIC y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) no tengan el mismo punto de vista sobre la toxicidad del glifosato? En primer lugar, porque la EFSA evaluó el poder cancerígeno del glifosato solo, mientras que el CIIC evaluó también la de los herbicidas a base de glifosato, es decir, del cóctel «glifosato + coadyuvantes». En segundo lugar, porque la EFSA incluyó ciertos datos reglamentarios, como los resultados de estudios de toxicidad realizados por los industriales, de los que el CIIC no dispone. Por último, porque las dos entidades no aplican los mismos criterios de interpretación de los resultados de los estudios toxicológicos; por ejemplo, el CIIC incluyó datos obtenidos en modelos de moluscos, reptiles o lombrices, mientras que la EFSA no suele incluir este tipo de datos en sus evaluaciones. 2
Al menos es lo que sugiere un análisis realizado por un equipo de investigadores belgas y polacos, que revisó los estudios sobre los efectos tóxicos del glifosato (experimentos en cultivos celulares y modelos animales, casos clínicos, estudios epidemiológicos, etc.). 1
Según ellos, no solo la molécula de (sidenote: Glifosato Es la molécula activa del Roundup©, un herbicida «total» comercializado por Monsanto desde 1974. Mata todas las adventicias (malas hierbas) bloqueando en ellas una enzima, llamada 5-enolpiruvinilsikimato-3-fosfato sintasa (EPSPS), que interviene en la síntesis de ciertos aminoácidos imprescindibles para su crecimiento. El glifosato es sumamente eficaz, fácil de utilizar y barato, lo cual explica por qué es el pesticida más utilizado en el mundo. Actualmente se utiliza este pesticida para tratar 350 millones de hectáreas de cultivos repartidos por 140 países. El CIIC (Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer) lo considera probablemente cancerígeno para el ser humano y también como un perturbador endocrino (aunque este último aspecto es objeto de controversia). Desde el año 2000, fecha de vencimiento de la patente y caída en el dominio público, se encuentra en una gran variedad de pesticidas utilizados en la agricultura. En varios países, en especial Francia, Países Bajos o Bélgica, se prohíbe su venta a los particulares y su uso en los espacios públicos. ) en sí, sino también sus metabolitos, como el ácido aminometilfosfónico (AMPA), los coadyuvantes y los metales pesados presentes en las fórmulas de los herbicidas a base de glifosato (agentes tensioactivos), ejercen efectos devastadores a diferentes niveles.
Microbiota intestinal
Varios estudios científicos en animales demostraron que la exposición prolongada a herbicidas a base de glifosato produce una modificación de la composición de la microbiota intestinal en favor de las bacterias patógenas.
El análisis del ARNr de 16S de 141 familias bacterianas permitió demostrar una desviación de la relación Firmicutes/Bacteroidetes, un marcador significativo de (sidenote: Disbiosis La disbiosis no es un fenómeno homogéneo ya que varía en función del estado de salud de cada individuo. Se define generalmente como una alteración de la composición y funcionamiento de la microbiota, provocada por un conjunto de factores ambientales y relacionados con el individuo, que alteran el ecosistema microbiano. Levy M, Kolodziejczyk AA, Thaiss CA, et al. Dysbiosis and the immune system. Nat Rev Immunol. 2017;17(4):219-232. ) , así como una disminución de la abundancia de bacterias beneficiosas, como los géneros Enterococcus y Bacillus. Por otra parte, ciertas bacterias patógenas, como E. coli y las especies de los géneros Salmonella y Clostridia, se volvieron resistentes al glifosato como consecuencia de esta exposición.
En los estudios, estas modificaciones de la microbiota se asociaron a un aumento del estrés oxidativo y de los niveles de inflamación. La exposición al glifosato también podría causar cambios anatómicos en el yeyuno y el duodeno.
Eje intestino-cerebro
Al desestabilizar la microbiota intestinal, los herbicidas que contienen glifosato parecen tener la capacidad de alterar el funcionamiento del eje intestino-cerebro, mediado por el nervio vago, así como del eje hipotálamo-hipofisario. Esto podría producir disfunciones neuronales y endocrinas y, por lo tanto, múltiples consecuencias hormonales, emocionales, cognitivas o comportamentales.
Neuronas
El glifosato puede producir diversas alteraciones neuronales relacionadas o no con la microbiota y el eje intestino-cerebro. Se sabe que las personas fuertemente expuestas (agricultores y trabajadores de las fábricas químicas) tienen un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas. Estas enfermedades podrían tener relación con una disminución de las proyecciones axónicas de las neuronas y con una degeneración de la vaina de mielina de los nervios motores y sensoriales causadas por el glifosato. También parece que este herbicida inhibe la diferenciación y el crecimiento neuronal, provocando la desaparición de ciertas ramificaciones axónicas y un menor desarrollo dendrítico, que pueden producir discapacidades neuromusculares y locomotoras.
Barrera hematoencefálica (BHE)
La BHE es una membrana semipermeable que regula el transporte de moléculas, células inmunitarias, xenobióticos y patógenos entre los vasos sanguíneos y el microentorno del sistema nervioso central, contribuyendo así a la señalización paracrina y endocrina. En cocultivos de células endoteliales y neuronas (un modelo de investigación de la BHE), la exposición al glifosato durante 24 horas produjo diferentes efectos dañinos, en especial la disminución de las proteínas de las uniones estrechas, el aumento de la permeabilidad vascular y la alteración de la actividad de las neuronas.
Glifosato: Europa condenada a 10 años más
El 16 de noviembre de 2023, tras el voto de los veintisiete, la Comisión Europea decidió renovar la autorización del glifosato por un periodo de 10 años. ¿Por qué autorizar, y durante un periodo tan largo, un herbicida tan controvertido? Simplemente porque los Estados miembros no consiguieron ponerse de acuerdo. En la votación, 7 países —entre ellos Francia, Alemania e Italia— se abstuvieron, 3 se opusieron y 17 votaron a favor, en particular España y Portugal. Esta propuesta de renovación se basa en las conclusiones de un informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que data de julio de 2023. Aunque reconoce una falta de datos, la agencia afirma que no existe motivo de preocupación crítica para el ser humano, el medio ambiente o los animales que justifique la prohibición del glifosato. 3
Comunicación nerviosa
El glifosato, como todas las sustancias organofosforadas, inhibe la enzima acetilcolinesterasa, lo cual podría conducir a parálisis, trastornos de la memoria, alteraciones psicomotoras y ansiedad.
Un estudio realizado en adolescentes andinos que vivían en regiones agrícolas reveló una correlación entre los marcadores de la acetilcolinesterasa y la depresión. Los herbicidas a base de glifosato también podrían alterar la transmisión monoaminérgica relacionada con la depresión mayor.
Estos resultados son inquietantes porque el glifosato está omnipresente en el aire, en el agua y en los alimentos. Nos afecta a todos, aunque los agricultores y los trabajadores de las fábricas de herbicidas son los más expuestos. ¿A qué dosis diaria pueden aparecer efectos sobre el cerebro y la microbiota del ser humano? ¿Cuáles son las vías de exposición que producen un mayor impacto? ¿Qué franjas de edad son más sensibles? Este estudio plantea muchas preguntas y será necesario realizar muchos otros para responderlas.