Microbiota intestinal: factores de influencia y función en ciertas patologías
De vuelta del congreso
Por el Dr Paul Cardenas
Institut de microbiologie, UnInstituto de Microbiología, Universidad San Francisco de Quito, Ecuadoriversité San Francisco de Quito, Équateur
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Acerca de este artículo
La edición 2019 de la UEGW trajo interesantes descubrimientos sobre la relación de la salud de la microbiota intestinal con la prevención, el desarrollo y la cura de enfermedades importantes.
Desarrollo y variaciones de la microbiota intestinal sana
La microbiota es una comunidad microbiana compleja establecida en ecosistemas individualmente variables (como el intestino humano). Por eso, su formación depende de una amplia gama de estímulos y ofensas, según lo expuso Georgina Hold (Universidad de Nueva Gales del Sur, Australia). Hay billones de microbios que han evolucionado junto con los humanos, y se están adaptando continuamente a la fisiología humana. Dichas variaciones, desde el nacimiento, dependen de factores como el tipo de parto, la alimentación, la geografía, las exposiciones tempranas (a contaminación y antibióticos), el envejecimiento y las bases genéticas del anfitrión. Sin embargo, parece que los factores medioambientales desempeñan una función más importante que las bases genéticas del anfitrión en el modelado de la microbiota [1].Los primeros años de edad en el desarrollo de la microbiota son un factor determinante para entender el crecimiento de enfermedades crónicas como asma, alergias, eccema, enfermedad inflamatoria del intestino (EII), enfermedad celiaca u obesidad, especialmente en sociedades urbanas.
No existe «un solo» patrón normal de microbiota en personas sanas, ya que los patrones metabólicos y funcionales de la microbiota no están determinados solamente por las especies de bacterias presentes. Del mismo modo, en la formación de la microbiota intestinal, las variantes entre países son más importantes que las variantes entre personas [2]. La información facilitada por los pacientes de la cohorte HELIUS, de Stijn Meijnikman (Centro Médico Académico, Holanda), demostró que la diversidad bacteriana está relacionada con los orígenes étnicos (probablemente determinados por la alimentación y los antepasados). Se piensa que una proporción alta de Bacteroides y una baja de Prevotella está relacionada con una dieta occidental; sin embargo, los análisis de la funcionalidad de la microbiota suelen arrojar resultados contradictorios. Por consiguiente, el término «disbiosis» es impreciso si los términos microbiota «sana», «enferma» o simplemente «diferente» no están definidos en cada caso.
Microbiota y enfermedad intestinal
La interacción entre la microbiota y el anfitrión tiene una comunicación en dos sentidos, por ejemplo el lipopolisacárido (LPS) que es un importante mediador producido por gramnegativos, desencadena inflamación intestinal, proliferación de células adiposas y resistencia a la insulina, según explicó Remy Burcelin (Universidad Paul-Sabatier, Francia). La translocación bacteriana al tejido adiposo es otro rasgo importante del síndrome metabólico. Además, unas concentraciones elevadas de ADN microbiano en los adipocitos pueden considerarse como biomarcadores moleculares de diabetes tipo 2.
El síndrome del colon irritable (SCI) es una enfermedad compleja en cuya fisiopatología interactúan la microbiota y el anfitrión, según la presentación de Magnus Simrén (Hospital Universitario de Sahlgrenska, Suecia). Hay pacientes con SCI en los que no existe un patrón de microbiota microbiana clara comparada con controles sanos. Sin embargo, se han asociado algunos patrones específicos de microbiota con la gravedad de los síntomas de SCI [3]. Además, se ha encontrado que se pueden mejorar los síntomas de pacientes con SCI modulando los patrones de la microbiota (mediante probióticos o antibióticos no absorbibles).
Efectos de la toma de medicamentos en la microbiota intestinal
La toma de medicamentos interactúa directamente con la microbiota intestinal, según explicó Rinse K. Weersma (Centro Médico Universitario de Groningen, Holanda). Se pueden dar tres situaciones: el medicamento afecta a la microbiota intestinal, cambiando su composición/ función, la microbiota metaboliza el medicamento activándolo/desactivándolo, o la microbiota ejerce un efecto indirecto en la respuesta al medicamento [4]. En el primer caso, se ha demostrado que el uso de inhibidores de la bomba de protones aumenta las bacterias potencialmente dañinas (Enterococcus, Streptococcus, Staphylococcus y Escherichia). Se ha observado que hay otros medicamentos que tienen un impacto significativo en la microbiota intestinal, como la metformina, los laxantes, los antidepresivos y los antibióticos. En el segundo caso, los medicamentos más estudiados son sulfasalazina (activada por la microbiota), y digoxina (desactivada con cepas bacterianas específicas).
Se ha observado el efecto indirecto de la microbiota intestinal en la respuesta al medicamento en inmunoterapias antitumorales, según Harry Sokol (Hospital Saint-Antoine, Francia). El efecto de la inmunoterapia anti PD-1 para el melanoma, el carcinoma broncopulmonar no microcítico, el carcinoma renal y otros, se ve directamente afectado por la toma de antibióticos. Además, el efecto positivo de ipilimumab en el melanoma está directamente relacionado con la presencia de Faecalibacterium prausnitzii [5].
Conclusión
Otros estudios han notificado resultados similares pero con bacterias diferentes como Akkermansia muciniphila, aunque parece que los mecanismos de estas bacterias tienen un importante efecto antiinflamatorio a través de la vía de señalización de la CTLA 4.