La importancia creciente de la microbiota intestinal en la salud digestiva
De vuelta del congreso
Por el Pr. Gourdas Choudhuri
Hospital Fortis, Haryana, India
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El congreso Asia-Pacífico de gastroenterología APDW (Asian Pacific Digestive Week) que se celebró en Calcuta, India, del 12 al 15 de diciembre, se centró en el papel de la microbiota intestinal en la salud digestiva. Con más de 5000 participantes de todo el mundo, las salas donde se desarrollaron los dos simposios que trataron este tema estuvieron abarrotadas de asistentes.
La microbiota intestinal en la salud y en la enfermedad
El primer simposio comenzó con una esclarecedora presentación del Dr.Gerald Holtmann, de Australia. Destacó que el gran número de bacterias comensales que habitualmente residen en el intestino humano supera con creces el número de células del cuerpo humano y llamó la atención sobre la función clave que desempeñan los microbios para mantener una buena salud.
Los microbios intestinales pertenecen a tres clases taxonómicas: bacterias, arqueas y eucariotas. Aunque la mayoría de estos microorganismos son difíciles de cultivar, realizan funciones cruciales en la digestión de los alimentos (especialmente de la fibra), la producción y la absorción de vitaminas, la absorción de nutrientes, la protección de la mucosa frente a la colonización por gérmenes patógenos, la regulación del sistema inmunológico del huésped y el control del peristaltismo intestinal.
El doctor Holtmann dijo que, aunque hasta el momento la investigación se haya centrado sobre la microbiota fecal extraída de heces (microbios luminales), actualmente los científicos han reconocido la presencia de un «microbioma asociado a la mucosa» que es más difícil de extraer, caracterizar y cultivar, y que sin embargo parece que desempeña una función mucho más importante en la regulación de nuestra salud intestinal y del sistema inmunitario.
Existen cada vez más indicios que vinculan la PBID (proliferación bacteriana en el intestino delgado) así como la disbiosis asociada, a una multitud de enfermedades. Por ejemplo, se ha demostrado que un tratamiento antimicrobiano luminal mejora la función hepática en pacientes con hepatopatía crónica y colangitis esclerosante primaria, así como la respuesta clínica observada a menudo en pacientes con enfermedad/síndrome de intestino irritable (SII) o de una enfermedad inflamatoria crónica del intestino (MICI).
El Dr. Holtmann recalcó los fuertes vínculos que han surgido entre la microbiota intestinal y una variedad de trastornos gastrointestinales (GI) y no gastrointestinales, y expuso las numerosas pruebas que muestran cómo las intervenciones dirigidas a la microbiota intestinal podrían curar o controlar enfermedades incurables en la actualidad.
¿Cómo estudiar la microbiota intestinal?
Comprendemos cada vez mejor la microbiota intestinal, y las herramientas para estudiarla son cada vez más numerosas. El Dr. Ayasha Shah de la Universidad de Queensland explicó que las herramientas tradicionales, como el aspirado yeyunal y las pruebas de aliento, están cada vez más desfasadas, por ser métodos molestos o por su falta de especificidad. Así, expuso cómo se está allanando el camino para nuevos métodos moleculares independientes del cultivo, como la carga de densidad bacteriana (qPCR) y la identificación de comunidades bacterianas por secuenciación.
El Pr. Peter Gibson de Melbourne, mientras hablaba sobre el papel de la función de modulación terapéutica de la microbiota intestinal, explicó con detalle lo que podría ser una estrategia ideal. Primero se debe definir la disbiosis bacteriana o funcional, analizando la microbiota de las heces o de una biopsia de mucosas, o mediante análisis funcionales de metabolitos. Esto podría ayudar a determinar qué cambios en la microbiota intestinal son deseables, si es necesario intervenir en poblaciones determinadas o bien en la abundancia global. A continuación, se podría emplear uno de los métodos del arsenal terapéutico para obtener el cambio deseado, como el uso de antibióticos, de probióticos, la alimentación o la transferencia de microbiota fecal.
Para explicar este enfoque puso un ejemplo, que consiste en un método para aumentar la diversidad de las bacterias intestinales utilizando ciertos regímenes. Parece que cada alimento, especialmente las frutas y verduras, fomenta el crecimiento de una variedad particular, gracias a los prebióticos que contiene cada uno. Por tanto, aumentar la variedad de frutas y verduras en cada comida podría ser una manera sencilla de aumentar la diversidad de la flora de nuestros intestinos.
Los probióticos pueden ayudar a estimular la abundancia relativa de bacterias específicas en ciertas condiciones. De entre las bacterias investigadas y que han demostrado ser útiles se encuentran Bifidobacteria, Faecalobacterium prausnitzii, y ciertas especies de Lactobacillus. Por otro lado, los antibióticos como la rifaximina pueden utilizarse para reducir la abundancia de ciertas bacterias indeseables que descomponen sulfatos y proteínas, y que pueden relacionarse con la enfermedad.
El SII es el trastorno gastrointestinal relacionado con la alimentación más común, y en el que se cree que podría influir la microbiota intestinal, ha sido objeto de varios estudios aleatorizados y controlados utilizando distintos probióticos, como diferentes cepas de Lactobacillus, Bifidobacteria, Saccharomyces y preparaciones combinadas. A pesar de la heterogeneidad del SII y la poca probabilidad de que haya grandes beneficios, algunos probióticos han demostrado ser eficaces en estos estudios: el favorito es una cepa específica de Bifidobacterium infantis, que, administrada durante 4 a 8 semanas, mostró un beneficio general superior al 20 % en los síntomas como el dolor, la hinchazón y la sensación de evacuación incompleta de las heces. También se observó un beneficio en el uso de una cepa específica de B. animalis y L. plantarum.
Antibióticos y perturbación de la microbiota
El simposio de Biocodex Pharma sobre «Antibióticos y perturbación de la microbiota », presidida por los Drs. Henry Cohen (Uruguay) y Kentano Sugano (Japón), fue una gran éxito y se reveló muy interesante. El Dr. Goh resumió la magnitud, diversidad y función de la microbiota intestinal, y resaltó dos características a modo de comparación: el genoma bacteriano tiene aproximadamente 3 300 000 genes, frente a los 22 000 genes del ser humano, y la diferencia de la microbiota entre diferentes individuos es del 80 % comparado con el 0,01 % entre células humanas.
Se ha demostrado que la alteración de esta microbiota intestinal de enorme biodiversidad mediante el uso de antibióticos está asociada con diferentes problemas de salud. Además de potenciar y estimular la infección por Clostridium difficile, suele conducir a un estado de disbiosis, que a su vez predispone a padecer «hiperpermeabilidad intestinal» y a la inmunoactivación.
Otra de las mayores preocupaciones es la adquisición/transmisión de resistencia a los antibióticos mediante transferencia horizontal de genes. Es posible que la perturbación de la flora intestinal innata y el asentamiento de la «anormal» predisponga a una variedad de trastornos como la obesidad y la diabetes.
Saccharomyces boulardii (Sb) fue el primer remedio para el tratamiento de la diarrea asociada a antibióticos (DAA). Esta especie, descubierta en 1920 por el microbiólogo francés Henri Boulard, ha seguido demostrando su utilidad para proteger el intestino de las perturbaciones provocadas por el consumo de antibióticos y para restaurar la normalidad del estado alterado.
Conclusión
El congreso APDW se ha caracterizado por un fuerte interés para comprender la función de la microbiota intestinal en la salud y en la enfermedad. Las presentaciones de expertos internacionales mostraron cómo la microbiota intestinal ha pasado de ser un enigma a convertirse en una subespecialidad, que es objeto de investigaciones exhaustivas e intervenciones planificadas. Esto abre el camino para nuevas posibilidades terapéuticas.