La microbiota esofágica: ¿Causa o consecuencia de las enfermedades esofágicas?
Revisión de prensa
Por el Pr. Markku Voutilainen
Facultad de medicina de la Universidad de Turku; gastroenterología, Hospital Universitario de Turku, Finlandia
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La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) es habitual en los países occidentales. El endobraquioesófago (EBO), o esófago de Barrett, es una complicación de la ERGE y constituye el principal factor de riesgo de adenocarcinoma del esófago, que está asociado a una tasa de supervivencia a los cinco años de menos del 20 %.
Una revisión reciente ha analizado la función del microbioma esofágico en el esófago de Barrett y el cáncer de esófago [1]. El esófago está expuesto a los microorganismos orales deglutidos, así como a los del reflujo del contenido gástrico. La microbiota del esófago es diferente de la de la boca o del estómago. Las primeras bacterias detectadas en el esófago fueron Streptococcus viridans y los estreptococos del grupo D. Posteriormente, se identificaron seis filos mediante PCR universal ADNr 16S, en concreto Firmicutes, Bacteroidetes, Actinobacteria, Proteobacteria y Fusobacteria, siendo el género Streptococcus es el más representado. El esófago de Barrett y la displasia de alto grado se han asociado al número más elevado de bacterias. En los pacientes que presentaban una esofagitis y un esófago de Barrett, el número de Streptococcus había disminuido, mientras que el de las bacterias microaerófilas y anaerobias gramnegativas había aumentado.
El EBO y el adenocarcinoma del esófago están asociados a un número mayor de Escherichia coli. Otra especie gramnegativa detectada en los pacientes afectados por un cáncer de esófago es Fusobacterium nucleatum. Asimismo, una disbiosis bucal puede asociarse a un mayor riesgo de cáncer del esófago, mientras que la presencia de Helicobacter pylori en el estómago parece constituir una protección contra este cáncer. Una disbiosis gástrica caracterizada por un aumento de Clostridiales y Erysipelotrichaceae está asociada al carcinoma epidermoide del esófago. También se detectan frecuentemente hongos, como Candida albicans y C. glabrata, en las muestras esofágicas de los pacientes afectados por un adenocarcinoma del esófago. Un estudio epidemiológico ha mostrado una asociación dosis-dependiente entre el uso de la penicilina y el aumento del riesgo de cáncer de esófago. Los inhibidores de la bomba de protones también modifican las microbiotas gástrica y esofágica.
Los datos actuales sobre la microbiota esofágica provienen de poblaciones de pacientes de pequeño tamaño, seleccionadas, sintomáticas y provenientes de estudios transversales. Por lo tanto, no se puede extraer ninguna conclusión en cuanto a una posible relación de causalidad entre la microbiota esofágica y las enfermedades esofágicas. Solo una pequeña parte de los pacientes que presentan esófago de Barrett desarrollan un adenocarcinoma, y son necesarios estudios más avanzados para definir el papel de la disbiosis esofágica en la patogénesis del cáncer. También hay que evaluar el impacto de los inhibidores de la bomba de protones sobre la microbiota esofágica y sobre el riesgo de enfermedades esofágicas [1].
La esofagitis eosinofílica (EEo) es una enfermedad inflamatoria alérgica crónica que constituye la primera causa de disfagia en niños y jóvenes adultos de países desarrollados. La EEo presenta características inflamatorias comunes a las otras enfermedades alérgicas y es probable que la exposición a los alérgenos desempeñe un papel clave en la patogénesis de la EEo. Capucilli y Hill han analizado la epidemiología, la patogénesis y el tratamiento de esta enfermedad [2]. La microbiota esofágica podría estar implicada en la patogénesis de la EEo. Centenares de especies bacterianas colonizan el esófago, y los miembros de los filos Firmicutes y Bacteroidetes son los más corrientes [2]. En los pacientes que presentan una EEo activa, los géneros Streptococcus y Atopobiun disminuyen, mientas que Neisseria y Corynebacterium aumentan. Otro estudio ha mostrado que la cantidad total de bacterias esofágicas y la del género Haemophilus en particular aumentaban en la EEo. Los inhibidores de la bomba de protones utilizados en el tratamiento de la EEo producen un enriquecimiento del filo Proteobacteria. La carga bacteriana esofágica aumenta en los pacientes afectados por EEo, independientemente del tratamiento o de la severidad de la eosinofilia a nivel de la mucosa esofágica. Al igual que en otras enfermedades alérgicas y autoinmunes, la toma de antibióticos y el parto por cesárea se asocian a un mayor riesgo de EEo [2].
Conclusión
Los estudios realizados fueron transversales y no hay datos sobre la estabilidad de la microbiota esofágica en el tiempo. Son necesarios más estudios para definir la función de la microbiota esofágica en la patogénesis y la activación de la EEo.