El impacto de la microbiota de los padres en la salud de los hijos
Revisión de prensa
Par le Pr. Markku Voutilainen
Facultad de medicina de la Universidad de Turku; gastroenterología, Hospital Universitario de Turku, Finlandia
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El intestino del niño es colonizado por las bacterias vaginales y fecales de la madre en el trascurso de un parto vaginal. La colonización microbiana del intestino empieza durante la vida fetal, aunque su papel es aun objeto de debate. Según la hipótesis de los orígenes del desarrollo de la salud y de las enfermedades (Developmental Origins of Health and Disease, DOHaD), es posible que las condiciones de vida fetal tengan un impacto en los primeros estadios de la vida del recién nacido y que sus perturbaciones aumenten el riesgo de enfermedades crónicas en el niño.
El profesor Friedman analizó la programación del desarrollo [1]. La obesidad, la diabetes y la alimentación occidental en la madre tienen un impacto en las células madre, el sistema inmunitario y la microbiota intestinal del niño. El intestino del recién nacido es colonizado, en primer lugar, por microorganismos aerobios y anaerobios facultativos, que a su vez son sustituidos por anaerobios estrictos. Este fenómeno modifica la señalización inmunitaria innata, las respuestas inmunitarias de las células T auxiliares y la tolerancia a las endotoxinas. La obesidad materna puede perturbar la colonización microbiana normal y aumentar el riesgo ulterior de enfermedades inmunológicas y metabólicas. La toma de antibióticos durante el embarazo aumenta el riesgo de obesidad en el niño. Los hijos de madres obesas presentan una menor cantidad de dos familias de proteobacterias fecales. Además, una alimentación rica en grasas en la madre provoca una pérdida de bacterias clave y disminuye la diversidad bacteriana de la microbiota fecal del niño.
El régimen alimenticio del padre también puede tener un impacto en el estado de salud de las siguientes generaciones. Zhang et al. han estudiado el impacto de una alimentación desequilibrada en un modelo animal [2]. Alimentaron a ratones machos de dos generaciones sucesivas (F0 y F1) con alimentos ricos en grasas, en sacarosa y en sal. El grupo control recibió una alimentación normal. La alimentación enriquecida se asoció a niveles más elevados de aspartato-aminotransferasa en la generación siguiente (F2). Una alimentación desequilibrada también se ha asociado a un peso corporal más elevado. En las hembras de la generación F2, el índice de Shannon de la microbiota intestinal indicaba una diversidad significativamente superior. La variación de la abundancia del género bacteriano se ha asociado a anomalías de la función hepática. La alimentación desequilibrada de las generaciones F0 y F1 se asoció a un aumento de los niveles séricos de colesterol y de lipoproteínas en los ratones macho de la generación F2.
Conclusión
Estos datos sugieren que una alimentación desequilibrada en los padres conlleva una disbiosis de la microbiota intestinal en los niños y que podría aumentar los riesgos de sobrepeso y de diferentes enfermedades crónicas (diabetes de tipo 2, enfermedades hepáticas y cardiovasculares).