De los intestinos a los huesos: cómo afecta la microbiota al riesgo de fracturas por fragilidad
¿Será posible, en un futuro cercano, reducir el riesgo de fracturas por fragilidad gracias a la microbiota intestinal? Esta es la esperanza que suscitan los resultados de un estudio 1 que vincula dicho riesgo con la composición de la flora digestiva
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Acerca de este artículo
Hoy día, el aumento del número de fracturas óseas relacionado con el envejecimiento de la población constituye un auténtico problema de salud pública: 1 de cada 2 mujeres y 1 de cada 4 hombres sufrirán algún día una fractura osteoporótica. Estas fracturas por fragilidad suelen deberse a una pérdida de masa ósea difícil de prevenir. Varios estudios anteriores han puesto en evidencia la relación entre la microbiota intestinal y la masa ósea en ratones y seres humanos. Ahora, un nuevo estudio demuestra que la microbiota intestinal también influye en el riesgo de fracturas por fragilidad.
178 millones
En 2019 se produjeron 178 millones de fracturas en el mundo, lo que supone un aumento del 33,4% respecto al año 1990, debido en parte al crecimiento demográfico y al envejecimiento de la población. 2
La composición de la microbiota como indicador del riesgo de fracturas
Los investigadores utilizaron los datos de la cohorte FINRISK 2 compuesta por 7 043 sujetos finlandeses seguidos durante 18 años. La secuenciación del metagenoma de las bacterias intestinales de los participantes revela que una mayor (sidenote: Diversidad alfa Número de especies que coexisten en un medio dado. ) de la microbiota intestinal supone un menor riesgo de fractura.
De los diez filos más abundantes en la microbiota humana, dos parecen guardar una relación especial con la fragilidad ósea:
- Las Proteobacterias (especialmente los patógenos Escherichia, Shigella y Klebsiella), que también están implicadas en diversas enfermedades (síndrome del intestino irritable, etc.), se asocian a un mayor riesgo de fractura.
- A la inversa, los Tenericutes (en particular los géneros Parabacteroides y Lachnoclostridium, y las 3 especies Oscillibacter sp. ER4, Parabacteroides distasonis y Dorea longicatena) parecen asociarse a una reducción del riesgo.
La vía de la inflamación
En cuanto a los mecanismos subyacentes, distintas vías metabólicas podrían estar implicadas. Las Proteobacterias se asocian a una disminución de la síntesis de aminoácidos ramificados que son beneficiosos para la salud ósea y a un aumento de la producción de lipopolisacáridos microbianos proinflamatorios. Por el contrario, los Tenericutes se asocian a la biosíntesis de (sidenote: Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) Los Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) son una fuente de energía (carburante) de las células de la persona que interactúan con el sistema inmunitario y están implicadas en la comunicación entre el intestino y el cerebro. Silva YP, Bernardi A, Frozza RL. The Role of Short-Chain Fatty Acids From Gut Microbiota in Gut-Brain Communication. Front Endocrinol (Lausanne). 2020;11:25. ) que tienen efectos antiinflamatorios, como el butirato. Por tanto, las Proteobacterias y los Tenericutes podrían modular la inflamación y, de este modo, la resorción ósea.
25,8 millones A nivel mundial, las fracturas representaban 25,8 millones de años de discapacidad en 2019, esto es, un aumento del 65,3% en el número absoluto de años de discapacidad respecto a 1990. ³
+27% En los 5 países más grandes de la Unión Europea, más Suecia, se prevé que el gasto anual generado por las fracturas por fragilidad aumente un 27% de aquí a 2030. ³
¿Hacia nuevas estrategias de prevención de las fracturas?
Aunque se trata indudablemente de resultados prometedores, se basan en análisis correlativos realizados en una población numerosa pero no muy diversa (europeos del Norte) y únicamente en los filos predominantes de la microbiota intestinal (con el riesgo de pasar por alto el efecto de filos poco frecuentes). Por lo tanto, es necesario seguir investigando para establecer una relación causa-efecto entre la microbiota y el riesgo de fracturas y comprender mejor los mecanismos subyacentes.
No obstante, si se llegaran a confirmar estos resultados, se podrían desarrollar en el futuro nuevos tratamientos dirigidos a corregir los desequilibrios de la microbiota y capaces de prevenir la osteoporosis y reducir así el riesgo de fracturas por fragilidad.