Abortos de repetición: un caso de estudio sobre el trasplante de microbiota vaginal (TMV)
Un equipo de médicos daneses y estadounidenses describieron en 2023 el caso de una mujer treintañera con antecedentes de abortos tardíos que padecía una disbiosis vaginal severa. El trasplante de una microbiota vaginal sana eliminó la disbiosis y sus síntomas. Después se produjo un embarazo que llegó a término. Interpretación de este caso clínico.
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Acerca de este artículo
37% Solo 1 de cada 3 mujeres sabe que las bacterias de la microbiota vaginal no son dañinas para la vagina
La historia ofrece un auténtico interés científico: una mujer con antecedentes de abortos tardíos y con una disbiosis vaginal severa se sometió a un trasplante de microbiota vaginal (TMV). Cinco meses más tarde, estaba embarazada, con una microbiota vaginal sana, y dio a luz a un niño a término. Sin embargo, conviene precisar las limitaciones de este estudio: se refiere a una única paciente diagnosticada de un síndrome antifosfolipídico (SAF, una trombofilia asociada a abortos espontáneos), cuyo tratamiento durante su último embarazo podría explicar (parcial o totalmente) los resultados.
50% Sólo una de cada dos mujeres sabe exactamente qué es la flora vaginal
Disbiosis vaginal, síntomas y abortos de repetición
Antes de este trasplante, la paciente de 30 años, madre de un niño, había sufrido una sucesión de abortos, a veces tardíos (semana 27 en 2019, semanas 17 y 23 en 2020). Llevaba 9 años quejándose de picores y flujo vaginal (pérdidas vaginales abundantes de color amarillo/verde y olor nauseabundo), que empeoraban durante sus intentos de embarazo, a pesar de los tratamientos. Y con razón: su microbiota vaginal presentaba, en julio de 2021, una disbiosis severa, con un 91,3% de especies del género Gardnerella. Una microbiota en las antípodas de una microbiota vaginal sana, es decir, dominada por unas pocas especies de lactobacilos vaginales (L. crispatus, L. gasseri, L. iners o L. jensenii), cuya producción de ácido láctico reduce el pH y asegura el bienestar de la mujer.
El efecto del TMV
A título compasivo y experimental, se efectuó un TMV procedente de una donante sana en septiembre de 2021, en el 10.º día de su ciclo menstrual, sin pretratamiento antibiótico. Si bien un tratamiento antibiótico por vía oral o vaginal (metronidazol o clindamicina) permite esperar un porcentaje de curación de las disbiosis vaginales del 80 al 90% al cabo de un mes, la tasa de recidiva puede alcanzar el 60% a un año y se asocia a un riesgo de resistencia.
El TMV corrigió con rapidez la disbiosis y sus síntomas, e instaló durante varios meses un predominio de Lactobacillus, con cepas similares a las de la donante. En febrero de 2022, la paciente quedó embarazada de manera natural, (sidenote: La paciente resultó negativa para anticuerpos antifosfolípido después del primer aborto en 2019 y positiva en agosto de 2021, antes del quinto embarazo. ) . El seguimiento regular de la microbiota vaginal reveló, a las 6 semanas de gestación, el retorno de las especies de Gardnerella (41,8%). Se había previsto inicialmente un segundo TMV 2 semanas más tarde…, pero el día señalado, L. crispatus había reconquistado en gran medida la microbiota de la paciente. Al final del embarazo, nació un niño en perfecta salud por cesárea programada.
Aunque falta confirmar estos resultados mediante estudios clínicos complementarios, indican que el TMV podría ser un tratamiento potencial para las pacientes con disbiosis vaginales graves, entre ellas las que están expuestas a un riesgo de complicaciones tras una fecundación in vitro. Según los autores, este estudio de caso constituye una prueba de concepto y también suscita la esperanza de poder desarrollar nuevos tratamientos basados en la modulación de la microbiota vaginal.