Septicemia neonatal: los antibióticos le pasan factura a la microbiota
¿Cuáles son los efectos de un tratamiento antibiótico neonatal sobre la microbiota intestinal del lactante? Cuando son necesarios, ¿qué antibióticos causan menos daños? Este ensayo aleatorizado ofrece algunas respuestas a estas preguntas.
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Acerca de este artículo
Cólicos, alergias, obesidad, desarrollo inmunitario…, las disbiosis intestinales en los primeros días de la vida se asocian a un amplio abanico de problemas de salud en la primera infancia, que incluso pueden persistir a lo largo de toda la vida. Sin embargo, los antibióticos de amplio espectro todavía se prescriben ampliamente a los recién nacidos (hasta el 10% de ellos) en caso de sospecha de sepsis neonatal precoz (SNP).
1 de cada 1000
En la actualidad, del 4 al 10% de los recién nacidos se tratan con antibióticos cuando solamente 1 de cada 1000 desarrollará una infección demostrada, lo que significa que el tratamiento es probablemente inútil para más del 90% de los niños tratados.
Un ensayo aleatorizado y tres combinaciones de antibióticos
Con el fin de comprender mejor sus efectos, se realizó un ensayo aleatorizado con 147 lactantes tratados con antibióticos de amplio espectro durante la primera semana de vida. Recibieron aleatoriamente una de las tres combinaciones de antibióticos intravenosos habitualmente prescritos: penicilina + gentamicina, co-amoxiclav + gentamicina o amoxicilina + cefotaxima. Se incluyeron 80 lactantes sanos (que no habían recibido antibióticos) como controles.
Diversidad a la baja y resistencias al alza
Mientras que la diversidad microbiana era comparable en todos los niños antes del inicio del tratamiento antibiótico, la diversidad alfa descendió justo al terminar el tratamiento y después aumentó despacio, aunque se mantuvo en un nivel significativamente más bajo durante todo el primer año de vida.
La composición de la microbiota intestinal también se vio afectada. Después de la instalación de géneros anaerobios facultativos como Escherichia y Staphylococcus, rápidamente seguidos por Bifidobacterium, la evolución posterior dependió de la presencia o no de un tratamiento antibiótico: Bifidobacterium spp., pero también Escherichia, Staphylococcus spp. y Bacteroides eran menos abundantes en los lactantes tratados, mientras que Klebsiella y Enterococcus spp. eran más abundantes.
Por último, el equipo observó más genes de resistencia a los antibióticos en los niños tratados.
más del 90% de los lactantes reciben tratamiento cuando se sospecha simplemente de la presencia de una SNP aunque no se haya establecido formalmente.
No todos los antibióticos son iguales
Se observaron diferencias marcadas entre los tres tratamientos antibióticos: la combinación de «amoxicilina + cefotaxima» fue la que produjo los efectos más importantes sobre la composición de la comunidad microbiana y las resistencias; la combinación de «penicilina + gentamicina» fue la que tuvo menos efectos, lo cual, para los investigadores, justifica reconsiderar su uso en los servicios neonatales, donde no goza de una gran popularidad.
En todos los casos, los efectos de los antibióticos fueron mayores y más prolongados de lo esperado, quizás porque en los lactantes la microbiota se encuentra en construcción mientras que los estudios anteriores se realizaron en niños mayores. Actualmente, más del 90% de los lactantes reciben tratamiento cuando se sospecha simplemente de la presencia de una SNP aunque no se haya establecido formalmente. De ahí la importancia, según los autores, de mejorar la precisión del diagnóstico de SNP, porque las consecuencias de los tratamientos son importantes y potencialmente duraderas.