La microbiota humana: ¿una red interconectada que determina el equilibrio entre salud y enfermedad?
Una revisión de la literatura científica publicada en agosto de 2021 en la revista Nutrients plantea la hipótesis de una organización de la microbiota humana en forma de red interconectada en torno al tubo digestivo y entre diferentes regiones del cuerpo. El estudio sugiere que una disbiosis en un órgano puede desequilibrar otras microbiotas y contribuir al desarrollo de múltiples enfermedades.
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Acerca de este artículo
Se sabe que la microbiota humana es un protagonista clave de la salud de quien la alberga. Se reparte entre tubo digestivo (70%), piel, vías respiratorias, orofaringe, vías urinarias y genitales. Estas microbiotas están compartimentadas y albergan microorganismos diferentes. Sin embargo, la disbiosis de un sistema parece tener repercusiones a distancia y producir enfermedades metabólicas, inflamatorias, inmunitarias, neoplásicas, cognitivas, degenerativas y genéticas. Los autores de esta revisión se interesaron por los diferentes ejes de comunicación entre las distintas localizaciones de la microbiota humana, con el fin de explorar la relación entre disbiosis y enfermedad.
La microbiota: ¿un sistema de ejes de comunicación centrado en la microbiota intestinal?
Varios estudios describen una asociación entre disbiosis intestinal y enfermedades respiratorias: infecciosas (tuberculosis, neumopatía), genéticas (fibrosis quística), inflamatorias (asma, EPOC) y neoplásicas. La microbiota intestinal difiere según las enfermedades, pero siempre se observa la proliferación de Proteobacteria y Firmicutes. El virus SARS-CoV-2, por su parte, se asocia a una disbiosis intestinal que puede persistir después de la curación.
Según un estudio, más del 50% de los pacientes cirróticos presentan una proliferación microbiana en el intestino delgado (SIBO) acompañada de endotoxemia.
Varios estudios revelan una relación entre alteración de la microbiota intestinal y prevalencia de dermatitis inflamatorias y psoriasis.
Algunos estudios muestran una disbiosis oral en los pacientes con cáncer colorrectal y cirrosis hepática, cuyo origen podría ser una migración de bacterias periodontales hacia el intestino. La disbiosis oral y digestiva también podría asociarse a enfermedades sistémicas, sobre todo la poliartritis reumatoide y el lupus.
La microbiota respiratoria se forma principalmente a raíz de la migración de microorganismos orofaríngeos durante las primeras semanas de vida. Varios estudios asocian disbiosis oral con asma y neumopatía. Por otra parte, el SARS-CoV-2 se acumula en la cavidad orofaríngea y provoca un desequilibrio. Los pacientes de COVID-19 hospitalizados en la UCI podrían estar expuestos a un mayor riesgo de superinfección pulmonar por bacterias procedentes de la microbiota oral.
Dado que las microbiotas urinaria y vaginal son adyacentes y se comunican, comparten numerosas bacterias. Según un estudio, se observa una alteración de la microbiota urinaria en caso de vaginosis.
En la mujer, las microbiotas rectal y vaginal están conectadas entre sí. Determinados tipos de microbiota rectal podrían ser factores de riesgo de vaginosis bacteriana. En el hombre, se observan alteraciones de la microbiota seminal en pacientes infértiles, acompañadas de modificaciones de la microbiota rectal. Las microbiotas de los órganos genitales del hombre y la mujer se comunican durante las relaciones sexuales. Varias investigaciones asocian microbiota y riesgo de transmisión de ITS. La microbiota del pene también podría influir en la aparición de vaginosis bacteriana. Otros estudios sugieren la implicación de otra microbiota –la microbiota oral– en la aparición de la vaginosis bacteriana. En estas pacientes se observa con frecuencia una disbiosis oral y vaginal.
Mecanismos de comunicación entre las microbiotas
Varios mecanismos (que no se excluyen mutuamente) podrían explicar la interconexión entre las diferentes microbiotas:
- Difusión sistémica de metabolitos inmunomoduladores procedentes de la fermentación de fibras alimentarias, en especial ácidos grasos de cadena corta (AGCC). A partir de la circulación sanguínea, estos metabolitos podrían llegar a otras microbiotas. Por ejemplo, la acumulación de AGCC en las vías respiratorias podría ser responsable de inflamación pulmonar e hipersensibilidad a los alérgenos.
- Circulación sistémica de fragmentos bacterianos, sobre todo vesículas bacterianas extracelulares.
- Migración de bacterias enteras:
- Por contigüidad (por ejemplo, entre cavidad oral y vías respiratorias o entre vías urinarias y genitales).
- Por paso sistémico en caso de pérdida de integridad de una barrera epitelial (por ejemplo, translocación intestinal).
Nuevas pistas para la investigación
Los autores concluyen su análisis destacando la necesidad de realizar nuevas investigaciones para esclarecer las interconexiones de la microbiota, en especial la relación de causalidad o de consecuencia entre disbiosis y enfermedad. Las investigaciones multiómicas que abarquen datos globales (genomas, transcriptomas, metabolomas, proteomas, microbiomas, fenotipos) permitirán comprender mejor las relaciones entre las microbiotas, los órganos que las albergan y las enfermedades humanas, abriendo el camino a nuevas estrategias terapéuticas.