La diarrea bacteriana: ¿La microbiota intestinal, víctima potencial o muralla protectora?
Las bacterias patógenas como Shigella, Vibrio cholerae, Salmonella, E. coli, etc. provocan diarreas bacterianas a través de mecanismos que dependen de la bacteria implicada. Las diarreas bacterianas se acompañan de disbiosis intestinal. A la inversa, la microbiota intestinal ejerce ciertos efectos sobre la infección bacteriana. Dado que una microbiota intestinal «sana» es más resistente a la infección, los probióticos podrían reducir la severidad de muchas infecciones bacterianas.
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Acerca de este artículo
Las siguientes 8 bacterias fueron responsables de más de una tercera parte de los más de 1 650 000 fallecimientos por diarrea infecciosa registrados en el mundo en 2016, lo que pone de relieve el poder letal de la diarrea bacteriana.2
Estas 8 bacterias
- Shigella: 212 438 fallecimientos.
- Vibrio cholerae: 107 290 fallecimientos.
- Salmonelas no tifoideas: 84 799 fallecimientos.
- Campylobacter spp: 75 135 fallecimientos.
- E. coli enterotoxigénico: 51 186 fallecimientos.
- Clostridioides difficile: 22 417 fallecimientos.
- Aeromonas: 16 881 fallecimientos.
- Escherichia coli enteropatógeno: 12 337 fallecimientos.
DE LA INFECCIÓN A LA DIARREA
Los mecanismos que conducen a la diarrea bacteriana dependen de la bacteria implicada. Shigella, transmitida a través de alimentos o agua contaminados, o por contacto de persona a persona, infesta el aparato gastrointestinal, produce una enterotoxina y la toxina Shiga 1, y destruye el epitelio intestinal provocando una diarrea severa con sangre y moco.3,5
Las variantes patógenas de Vibrio cholerae producen la toxina del cólera que activa la secreción de aniones, inhibe la absorción de NaCl electroneutro y destruye la función de barrera del intestino, provocando así la secreción masiva de líquido en la luz del intestino delgado y la pérdida de grandes cantidades de agua, sodio, cloruro, bicarbonato y potasio.3,5,13
Diferentes cepas patógenas de E. coli, clasificadas en distintos patotipos (Tabla 1), causan diarrea leve a severa, generalmente acompañada de fiebre. E. coli se adhiere a las células epiteliales intestinales gracias a fimbrias de adhesión, produce toxinas y ejerce sus efectos patógenos.3,5
EFECTO DE LOS PATÓGENOS Y LA DIARREA SOBRE LA MICROBIOTA
Las diarreas bacterianas van acompañadas de disbiosis, generalmente con una mayor abundancia de anaerobios facultativos (Escherichia, Streptococcus, Enterococcus, etc.) en la diarrea disentérica, y una disminución de bacterias conocidas por sus efectos inmunomoduladores (Lactobacillus ruminis, Bifidobacterium pseudocatenulatum)7 (Figura 3).
Por ejemplo, en el cólera, la microbiota intestinal sufre cambios importantes durante y después de la infección como consecuencia de la eliminación de la capa de moco junto con la comunidad microbiana intestinal residente y la emisión de toxinas por parte de V. cholerae.13 Durante el proceso de recuperación, la microbiota intestinal de los pacientes con cólera se reconstituye lentamente conforme a un modelo de acumulación similar al de la maduración de la microbiota intestinal que se observa en los niños.3
Del mismo modo, los niños infectados por E. coli diarreogénico (DEC) muestran una composición microbiana intestinal singular, con una elevada fracción de Bacteroidetes y Proteobacterias y una menor abundancia de Firmicutes.13 El aumento de Proteobacterias puede explicarse en parte por una mayor abundancia de especies de Escherichia y Shigella (causantes de la diarrea) y otros miembros de la familia de las Enterobacterias como Citrobacter y Enterobacter (relacionados con la producción de histamina inducida por entornos proinflamatorios y asociada a la adherencia de E. coli).14 El uso frecuente de antimicrobianos también puede explicar en parte la disbiosis observada.7
LA MICROBIOTA INTESTINAL OFRECE PROTECCIÓN CONTRA LAS INFECCIONES
A la inversa, se ha demostrado que la microbiota intestinal ejerce efectos sobre la infección bacteriana. En animales axénicos, la ausencia de microbiota intestinal y competencia ecológica da lugar a un sistema inmunitario inmaduro que los hace muy vulnerables a los patógenos diarreicos: Bastan 10 unidades formadoras de colonias (UFC) de Salmonella para causar una infección mortal, mientras que para matar al 50% de los ratones con una microbiota intestinal intacta se necesitan entre 103 y 109 UFC.8
En el hombre, se ha demostrado que Prevotella, Bifidobacterium y Blautia reducen la colonización por V. cholerae. Por el contrario, se cree que Paracoccus favorece el crecimiento de este patógeno.13 Este es el motivo por el cual se considera que la promoción de una microbiota intestinal «sana» constituye una valiosa estrategia para el tratamiento y la prevención del cólera.13
BACTERIAS Y LEVADURAS PROBIÓTICAS, PREBIÓTICOS Y TMF
Los probióticos podrían reducir la severidad de distintas infecciones bacterianas: por ejemplo, el probiótico E. coli inhibe la formación de biopelículas de otras cepas de E. coli, así como de los patógenos Staphylococcus aureus y S. epidermidis.3 En cuanto a la disentería, una combinación de cepas de Lactobacillus y Bifidobacterium y una cepa de Streptococcus reduce tanto la duración de la diarrea hemorrágica como el tiempo de hospitalización.3 Numerosos mecanismos podrían explicar por qué los probióticos alivian la diarrea:3 producción de sustancias antimicrobianas, exclusión competitiva, competencia con los sitios de unión celular, producción de ácidos y metabolitos que reducen el pH circundante, refuerzo de la barrera de la mucosa intestinal, modulación de la inmunidad de la mucosa intestinal y diversidad de la microbiota intestinal. Por ejemplo, la levadura probiótica Saccharomyces boulardii puede facilitar la restauración de la microbiota intestinal en niños con diarrea aguda.15
Los prebióticos también pueden tener un impacto positivo en la diarrea al aumentar la producción bacteriana de ácidos grasos de cadena corta (AGCC) como el butirato, que contribuyen a la integridad de la barrera intestinal y al oponerse a la adherencia de patógenos a las células epiteliales, inhibiendo así la colonización y promoviendo la eliminación de patógenos intestinales.3
El trasplante de microbiota fecal (TMF), cuyo objetivo es restablecer una microbiota intestinal sana, ha demostrado su eficacia, pero está indicado exclusivamente para el tratamiento de la infección recurrente por C. difficile en adultos y en niños.14
CASO CLÍNICO por el Profesor Aldo Maruy
- Un niño de 2 años se presentó con fiebre, dolor abdominal y diarrea con moco y sangre. Había sufrido dos episodios similares en los últimos seis meses, tratados únicamente con antibióticos.
- Para evitar una recaída, se decidió tratarlo con antibióticos y probióticos. La diarrea remitió en 48 horas, el antibiótico se suspendió al 5º día mientras que el probiótico se siguió administrando durante dos semanas; se prescribió una dieta rica en alimentos complementarios y prebióticos.
- Además de tratar la infección con antibióticos, para prevenir un nuevo episodio diarreico se recomienda restaurar la composición de la microbiota intestinal gracias a la dieta y la administración de prebióticos y probióticos.
CONSECUENCIAS DE LA DIARREA DEL VIAJERO
Cuando visitan destinos de riesgo medio y alto, entre el 10% y el 70% de los viajeros procedentes de países con bajo riesgo de enfermedades infecciosas contraen diarrea. La diarrea del viajero se debe predominantemente a bacterias (≥80%-90% de los casos), mientras que los virus intestinales representan como mínimo entre el 5% y el 15% de los casos.52 Las infecciones por patógenos protozoarios podrían representar aproximadamente el 10% de los diagnósticos, sobre todo en las personas que viajan durante periodos prolongados.
La microbiota de los viajeros que han padecido diarrea muestra una mayor variación a lo largo de su estancia que la de los viajeros sanos, junto con una menor diversidad inicial, lo cual se ha relacionado con una mayor susceptibilidad a la infección.51
Además, la diarrea reduce la capacidad de restauración de la microbiota (fuerte aumento de la divergencia respecto a la situación inicial) y conduce a la adquisición de microorganismos multirresistentes.51 Según un estudio que incluyó a 267 sujetos estadounidenses que viajaban fuera de su país, una tercera parte regresó con diarrea, el 61% con disbiosis intestinal y el 38% con bacterias resistentes a los antibióticos (E. coli en la mayoría de los casos), contribuyendo a la propagación mundial de la resistencia a los antimicrobianos.58
E. coli, Dorea fomigenerans, Bacteroïdes vulgarus, B. caocae, Odoribacter splanchnicus...
Ruminococcus bromii, coprococcus, Clostridioides bartletti...