¡Están locos, estos microbios! Descubren en la microbiota humana nuevas formas de vida similares a los virus denominadas «obeliscos».
Un equipo de científicos acaba de hacer un descubrimiento asombroso: los «obeliscos», nuevas formas de vida parecidas a los virus, prosperan en nuestra propia microbiota y están dando un vuelco a nuestra percepción de las bacterias del intestino y la boca.
Espacio para el público general
Encuentra aquí tu espacio dedicadoen_sources_title
en_sources_text_start en_sources_text_end
Acerca de este artículo
Autor
Imagine abrir un libro que cuente la historia de una ciudad escondida en un rincón de su propia casa, cuya existencia ni siquiera sospechaba. Eso es más o menos lo que le acaba de suceder a un equipo de científicos de la Universidad de Stanford al descubrir los (sidenote: Obeliscos Formas de vida similares a los virus descubiertas recientemente en el interior de las bacterias de la boca y el intestino humanos. Los obeliscos se caracterizan por su singular estructura de ARN y ponen en tela de juicio todo lo que creíamos saber sobre las formas de vida microbianas y virales. ) , un tipo de partículas recientemente identificadas y similares a los virus, que viven en el interior de las bacterias de nuestra boca e intestinos.
A la manera de arqueólogos que van desempolvando vestigios de la antigüedad, los investigadores utilizaron herramientas genéticas avanzadas para cartografiar el ADN de estas bacterias, revelando la presencia de obeliscos en alrededor del 7% de las bacterias intestinales, proporción que puede alcanzar un asombroso 50% en las bacterias bucales. Este descubrimiento no sólo revoluciona nuestra manera de ver las diminutas formas de vida que habitan en las profundidades de nuestro cuerpo, sino que también abre la puerta a una revisión completa de nuestros conocimientos sobre los virus y los complejos ecosistemas de nuestra microbiota.
¿Cómo se descubrieron los obeliscos?
El equipo de investigadores analizó el material genético contenido en muestras de bacterias orales e intestinales mediante una técnica puntera conocida como secuenciación completa del metagenoma. Este método permite a los científicos leer y comparar las secuencias de ADN presentes, proporcionando una imagen completa del entorno microbiano. Utilizando sofisticadas herramientas bioinformáticas, los investigadores identificaron estos obeliscos, que se caracterizan por su genoma de ARN circular y su peculiar estructura en forma de bastoncillo.
Uno de los rasgos más intrigantes de los obeliscos es sin duda su genoma basado en el ARN. El ARN, o ácido ribonucleico, es una molécula similar al ADN que desempeña una serie de funciones biológicas fundamentales, entre las cuales destaca su papel de mensajero en el transporte de las instrucciones de control de la síntesis de proteínas procedentes del ADN. A diferencia de la mayoría de los organismos, que almacenan su información genética en el ADN, los obeliscos utilizan el ARN, lo que aumenta su grado de complejidad.
Microorganismos: microbios valiosos para la salud humana
¿Qué aplicaciones prácticas podría tener este descubrimiento?
La presencia de proporciones tan elevadas de obeliscos en la microbiota humana indica que podrían estar implicados en nuestra salud al afectar a diversas funciones, desde la digestión hasta la respuesta inmunitaria. El estudio reveló que los obeliscos pueden persistir en el cuerpo humano durante más de 300 días, por lo que podrían ejercer efectos de larga duración en sus huéspedes, es decir... ¡en nosotros!
El descubrimiento de los obeliscos no solo abre nuevas puertas para comprender la evolución de los virus, sino que también pone de relieve las complejas interacciones que existen dentro de nuestra microbiota. Las investigaciones llevadas a cabo para desentrañar los misterios de estas estructuras de ARN podrían dar lugar a importantes avances en el tratamiento de enfermedades o la manipulación de la microbiota para mejorar los resultados de la atención sanitaria.