Anorexia mental: ¿la disbiosis intestinal contribuye a los trastornos alimenticios?
Un estudio publicado en la revista Nature Microbiology revela que la microbiota intestinal y el metaboloma sérico de las mujeres que padecen anorexia mental presentan alteraciones que podrían contribuir a la enfermedad. Este estudio incluye trabajos realizados con modelos murinos que explican algunos mecanismos de las interrelaciones entre la restricción alimentaria y la disbiosis intestinal.
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Acerca de este artículo
La anorexia mental (AM) afecta al 1% de la población, y el 95% son mujeres. El tratamiento de este trastorno grave, que se asocia con una morbimortalidad elevada, solo permite conseguir la remisión en menos de la mitad de los casos. Las causas de la AM son desconocidas, pero implican factores genéticos y ambientales. La microbiota intestinal y sus metabolitos, al influir en la regulación del apetito, el comportamiento y las emociones a través del «eje intestino-cerebro», podrían desempeñar un papel en la enfermedad. Varios estudios a pequeña escala ya han permitido observar una disbiosis intestinal en las pacientes afectadas.
Profunda alteración de la microbiota intestinal en las mujeres que padecen anorexia
Un equipo de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) comparó la secuenciación genómica de las muestras fecales (shotgun) y el perfil del metaboloma sérico de 77 mujeres con AM, con los de 70 mujeres sanas de la misma edad. Los investigadores observaron que la composición de la microbiota intestinal de las mujeres con AM difería de la de las mujeres sanas: en especial, detectaron una disminución de las especies Roseburia intestinalis y R. inulinivorans, dos bacterias implicadas en la digestión de los polisacáridos vegetales y beneficiosas para la salud.
Además, observaron una correlación positiva entre las especies de Clostridium y los trastornos del comportamiento alimentario y la salud mental, lo cual tiende a indicar que estas bacterias están implicadas en la regulación del comportamiento alimentario y los síntomas neuropsiquiátricos. Por último, la microbiota intestinal de estas pacientes mostraba una mayor diversificación viral y una mayor riqueza, sobre todo en fagos de Lactococcus.
El metaboloma sérico de las pacientes con AM también presentaba diferencias significativas respecto al de las mujeres sanas. Los investigadores observaron un aumento de varios ácidos biliares, como el ácido indol-3-propiónico, un metabolito asociado a la secreción del péptido 1 similar al glucagón, que estimula la saciedad y retrasa el vaciado gástrico. Los análisis de inferencia causal realizados por el equipo sugieren que los metabolitos bacterianos actúan como mediadores de ciertos efectos de la disbiosis intestinal sobre los trastornos alimentarios.
Reducción del aumento de peso y alteración del metabolismo energético en ratones
En una segunda etapa, los investigadores trasplantaron a ratones (sidenote: Ratones axénicos Ratones sin gérmenes, criados en medio estéril. ) emice que seguían una dieta hipocalórica, muestras fecales, o bien de mujeres con AM, o bien de mujeres sanas (controles). Después de 3 semanas de reducción del 30% de los aportes alimentarios (para simular el comportamiento alimentario de pacientes anoréxicas), los ratones que habían recibido las muestras fecales de mujeres anoréxicas sufrieron una pérdida de peso inicial más importante y una recuperación del peso más lenta que los controles. Por otra parte, se observó una sobreexpresión de los genes que suprimen el apetito en el hipotálamo y una sobreexpresión de los genes relacionados con la termogénesis en el tejido adiposo de los ratones a los que se habían trasplantado las heces de pacientes anoréxicas.
Los resultados de este estudio sugieren que la disbiosis intestinal y la alteración de los metabolitos séricos de las mujeres con AM podrían contribuir al desarrollo y el mantenimiento de la enfermedad. Estos compuestos podrían actuar a través de la circulación sanguínea o la señalización neuronal del eje intestino-cerebro que afecta a la regulación del apetito, las emociones y el comportamiento.