La lactancia materna es un hábito recomendado por la Organización Mundial de la Salud y más aún si se trata de un lactante prematuro. Lejos de ser un fenómeno infrecuente, en Francia ya afecta a más de 50 000 nacimientos anuales. Un estudio italiano confirma los beneficios de la lactancia materna en la microbiota (intestinal y oral) de estos bebés que llegaron al mundo demasiado pronto, beneficios que podrían incidir en su salud a corto y a largo plazo.
La lactancia materna y sus beneficios
Este equipo de investigación se centró en examinar la relación existente entre la leche materna, el hecho de amamantar y la composición de la microbiota oral e intestinal del bebé. Para ello, se llevó a cabo un seguimiento de 16 parejas madre-hijo durante un mes. Los bebés prematuros no son capaces de mamar en los primeros días de vida y esta particularidad ayudó a comprender mejor los efectos de la leche materna, que son diferentes a los efectos de la lactancia materna en sí, ya que dar el pecho parece influir en la composición microbiana de la leche. La leche analizada en los primeros días posteriores al parto y recogida con ayuda de un dispositivo extractor presentaba una menor diversidad y contenía una mayor cantidad de bacterias pertenecientes a la familia de los estafilococos. Lo mismo se observó en la leche de las madres donantes. Por el contrario, y sin que conozcamos la razón, la leche recogida cuando los niños tomaban pecho, era mucho más rica en bacterias “buenas”.
Una microbiota “en equilibrio”
Este hallazgo podría tener consecuencias en la formación de la microbiota de los lactantes. En su primera semana de vida, los niños alimentados con biberón de leche materna presentaban una microbiota intestinal y oral muy diferente a la de los otros lactantes, con abundantes estafilococos, como la de sus madres. En cambio, la microbiota oral e intestinal de los bebés amamantados presentaba abundantes bacterias “buenas” y la diversidad era similar a la que encontramos en los recién nacidos a término, amamantados por su madre y sanos. Si bien la leche materna es esencial, este estudio sugiere que el hecho de dar el pecho es al menos igual de importante para la microbiota del prematuro dado que le permite encontrar el “equilibrio”. Esto podría favorecer el desarrollo adecuado del sistema inmunológico, de la función digestiva… e incluso proteger a estos bebés de enfermedades infantiles graves.