La cesárea, la alimentación con fórmula y la toma de antibióticos se asocian frecuentemente con un aumento del riesgo de obesidad, alergias o incluso diabetes. ¿Qué tienen en común? Los tres alterarían la colonización bacteriana del tracto digestivo que comienza en el momento del nacimiento. Sin embargo, aún se desconocen los efectos individuales y el impacto total de estos factores en la estructura y composición de la microbiota intestinal. Para colmar esta laguna, los investigadores analizaron la flora bacteriana de 120 bebés de 6 semanas de edad, agrupados según el tipo de parto, el tipo de lactancia (exclusiva o mixta, pecho o fórmula) y su exposición o no a antibióticos desde su nacimiento.
Las bifidobacterias “por los suelos”
En comparación con la de los bebés nacidos por parto vaginal, la microbiota intestinal de los lactantes nacidos por cesárea presentaba una menor cantidad de bifidobacterias (que garantizan una buena salud intestinal e inmunitaria) y una mayor cantidad de dos tipos de bacterias potencialmente perjudiciales. La microbiota de los bebés amamantados era, en cambio, muy parecida a la de los bebés que alternaban pecho y biberón. Sin embargo, al combinar estas dos variables, los investigadores observaron que el tipo de lactancia solo influía en aquellos lactantes nacidos por cesárea. ¿Y si la leche materna hubiera modificado la microbiota de estos bebés? Al probar esta hipótesis, los investigadores descubrieron que la microbiota de los lactantes nacidos por cesárea y amamantados era muy parecida a la de aquellos nacidos por vía vaginal. En cambio, la exposición a antibióticos no tuvo ningún efecto en la flora, debido probablemente a la corta duración de los tratamientos y a las bajas dosis administradas, según los investigadores.
Cesárea + leche materna = microbiota sana
Este estudio aporta información nueva sobre un tema controvertido ya que sólo el tipo de parto parece tener repercusiones en la estructura y composición de la microbiota del lactante; por otro lado, demuestra que en caso de cesárea, la flora puede restaurarse parcialmente con lactancia materna exclusiva, revelando de esta forma nuevos beneficios de este método de lactancia recomendado con tanta insistencia por la Organización Mundial de la Salud.