Infecciones urinarias: ¿hacia estrategias alternativas a base de dieta y probióticos?
Frente a las infecciones urinarias, las estrategias preventivas basadas en una dieta equilibrada o el uso de probióticos podrían ofrecer una alternativa al tratamiento con antibióticos. Si bien los antibióticos son eficaces a corto plazo, también pueden favorecer la aparición de disbiosis, nuevas infecciones y resistencia.
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Acerca de este artículo
(sidenote: Escherichia coli uropatógeno cepas de E. coli que llevan a menudo genes adicionales (en comparación con las cepas de E. coli comensales) capaces de potenciar su virulencia (flagelo, toxinas, polisacáridos de superficie, etc.) ) es responsable de más del 80% de las infecciones urinarias. Estas bacterias intestinales pueden migrar desde el ano, colonizar la uretra y ascender hasta la vejiga. De hecho, estudios anteriores demostraron que las mujeres que padecen infecciones urinarias presentan una mayor abundancia de E. coli en su aparato digestivo y que existen similitudes entre las especies intestinales y las que colonizan el aparato urinario.
El 50 al 60% de las mujeres adultas contraerán al menos una infección urinaria a lo largo de su vida ²
casi el 10% de las mujeres posmenopáusicas declaran haber padecido una infección urinaria el año anterior ²
Para evaluar la disbiosis y otros posibles factores de riesgo en mujeres con antecedentes de cistitis, un equipo de investigadores incluyó en un estudio a 753 voluntarias de entre 18 y 45 años a las que se había diagnosticado una infección urinaria en los últimos cinco años y que, por lo demás, gozaban de buena salud.
Prevalencia
- Las infecciones urinarias figuran entre las enfermedades bacterianas más frecuentes, ya que afectan cada año a 150 millones de personas en todo el mundo. 1
- Salvo por un pico en mujeres jóvenes de entre 14 y 24 años, la prevalencia de las infecciones urinarias aumenta con la edad. Su prevalencia entre las mujeres mayores de 65 años ronda el 20%, frente al 11% en la población general. 2
Optar por una alimentación más sana
Casi tres cuartas partes de las mujeres participantes en el estudio (71%) presentaban una disbiosis intestinal, que mostraba una correlación no solo con la (sidenote: Infección urinaria recurrente Una infección urinaria recurrente se define como la manifestación de ⩾2 episodios sintomáticos en 6 meses o ⩾3 episodios sintomáticos en 12 meses. ) de las infecciones urinarias, sino también con la presencia en su flora de bacterias multirresistentes a los antibióticos.
Otra singularidad de la población estudiada era su dieta, ya fuera en términos de bebidas (menos de 1 litro de agua al día, consumo de zumos endulzados, etc.), alimentos sólidos (exceso de productos salados, dietas hipercalóricas ricas en azúcares añadidos y grasas saturadas, etc.) o complementos alimenticios para prevenir las infecciones urinarias.
Según los investigadores, estas observaciones confirman el estrecho vínculo entre la dieta y la composición de la microbiota intestinal. A este respecto, hacen referencia a estudios anteriores que muestran que solo el 12% de la variación estructural de la microbiota intestinal puede atribuirse a cambios genéticos, mientras que el 57% puede explicarse por cambios en la dieta.
La microbiota como nueva estrategia terapéutica
Aunque el tratamiento estándar de las infecciones urinarias se basa en el uso de antibióticos, a largo plazo estos alteran la microbiota intestinal (disbiosis) y favorecen la aparición de microorganismos multirresistentes. De ahí la importancia, según los autores, de contar con opciones terapéuticas alternativas y complementarias.
Conclusión
Los investigadores también mencionan los efectos beneficiosos de los probióticos, en particular de las especies del género Lactobacillus que reducen la adherencia, el crecimiento y la colonización de bacterias uropatógenas como E. coli: L. salivarius de liberación entérica consigue llegar hasta la microbiota urinaria y la microbiota vaginal y protegerlas; un probiótico compuesto por dos cepas de lactobacilos y extracto de arándano rojo reduce significativamente el número de infecciones urinarias recurrentes en mujeres jóvenes premenopáusicas en comparación con un placebo. Todo ello con una gran ventaja sobre los antibióticos: la administración de lactobacilos no favorece el desarrollo de resistencia.