Disminución del riesgo de prematuridad, mejora del estado de ánimo materno, mejor desarrollo cerebral, visual, motor, cardíaco e inmunitario de los recién nacidos: ¡consumir omega-3 (presente de forma natural en el salmón, la caballa, los huevos, las espinacas, el aguacate...) es bueno para la salud de las madres y de sus bebés! Por eso, las autoridades sanitarias aconsejan a las mujeres embarazadas que consuman entre dos y tres raciones de pescado a la semana. Se fija un límite superior debido al riesgo relacionado con la ingestión de mercurio contenido en mayor o menor cantidad en el pescado. Pero ¿qué repercusiones tiene esta recomendación nutricional en la microbiota intestinal de los lactantes?
Influencia de la alimentación materna en la microbiota
Para descubrirlo, un equipo de investigadores analizó las muestras de heces de un centenar de bebés con un promedio de edad de unos 4 meses; sus resultados revelan tres perfiles de microbiota intestinal: uno dominado por bifidobacterias el más rico y diversificado, otro por el género bacteriano Escherichia y el último por otra bacteria específica, Enterobacter. En los bebés cuyas madres siguieron las recomendaciones nutricionales durante el último trimestre (al menos 2 raciones de pescado a la semana), la probabilidad de tener una microbiota dominada por bifidobacterias era 5 veces mayor que la de tener una microbiota dominada por Escherichia. Esto podría brindarles protección contra algunas enfermedades, a juzgar por ciertos estudios según los cuales una microbiota pobre en bifidobacterias se asocia con el síndrome del intestino irritable, enfermedades inflamatorias intestinales, la enfermedad celíaca, etc.
Legitimidad de las recomendaciones nutricionales
Este estudio confirma la legitimidad de las recomendaciones nutricionales relativas al consumo de pescado durante el último trimestre del embarazo periodo determinante para el desarrollo del cerebro y revela un aspecto beneficioso hasta entonces desconocido, consideran los autores. Según estos últimos, comprender los efectos de la alimentación materna sobre la microbiota intestinal del bebé debería ayudar a definir mejor las recomendaciones nutricionales dirigidas a mujeres embarazadas.