Perfiles de la microbiota intestinal en niños que no han recibido tratamiento por trastornos de déficit de atención con hiperactividad
Artículo comentado - niño
Por el Pr. Emmanuel Mas
Gastroenterología y nutrición, Hospital de Niños, Toulouse, Francia
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Acerca de este artículo
Comentario al artículo original de Jiang et al. (Behavoural Brain Research 2018) [1]
Si bien una cantidad creciente de datos sugiere un rol de la microbiota intestinal en el desarrollo neurológico, la estructura y la composición reales de la microbiota intestinal en los niños con trastornos de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) todavía resultan inciertas. Por esta razón, este estudio buscaba definir las características de la microbiota intestinal en niños que padecen TDAH, pero no han sido tratados, así como evaluar su relación con la gravedad de los síntomas de TDAH.
Una pirosecuenciación a gran escala se utilizó para estudiar la composición de la microbiota fecal de 51 niños con TDAH y de 32 controles sanos (CS). Un análisis a la altura de las unidades taxonómicas operativas (UTO) reveló una disminución significativa de la representación fraccionaria de Faecalibacterium en los niños con TDAH respecto de los CS. En las personas con TDAH, la abundancia de Faecalibacterium implicaba una asociación negativa con los síntomas informados por los padres. Sin embargo, no había diferencia significativa en términos de diversidad alfa (índices de Shannon, Simpson, ACE y Chao 1) entre el grupo con TDAH y el grupo de control.
Estas observaciones respaldan la implicación de una alteración de la microbiota intestinal en las enfermedades psiquiátricas, y Faecalibacterium puede representar un nuevo indicador potencial de la microbiota intestinal en los pacientes con TDAH. Se requieren otros estudios para validar estas observaciones y determinar las relaciones causales y temporales entre estas variables.
¿Qué sabemos sobre este tema?
Durante estos últimos años, el intestino y la microbiota intestinal han pasado a ocupar una posición esencial en el hombre, convirtiéndose incluso para algunos en un 2.o y 3.er cerebro. El eje intestino-cerebro se estudia con más precisión, y se buscan alteraciones de su funcionamiento en diversas patologías neurológicas y psiquiátricas. Se han puesto de relieve alteraciones de la microbiota intestinal en el autismo y en otras patologías psiquiátricas. En cuanto al TDAH, ningún estudio ha analizado con precisión la microbiota intestinal en este trastorno, pero algunos sugieren la existencia de una disbiosis (mejora de los síntomas con probióticos y agravación con antibióticos; nacimiento por cesárea como factor de riesgo de la enfermedad).
Puntos clave
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El eje intestino-cerebro desempeña un rol importante en diversas patologías neurológicas y psiquiátricas.
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Este estudio piloto sugiere una perturbación de la microbiota intestinal (en especial, disminución de Faecalibacterium).
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Se requieren otros estudios para confirmar este resultado y evaluar si la corrección de esta disbiosis mejorará los síntomas del TDAH.
¿Cuáles son los principales resultados que aporta este estudio?
Los autores han incluido a 51 niños de 6 a 10 años de edad con TDAH y a 32 controles emparejados en un hospital chino entre mayo de 2015 y diciembre de 2016. El diagnóstico de TDAH se basaba en el cuestionario Kiddie-SADS-PL que figura en el manual diagnóstico y estadístico de las enfermedades mentales (DSM-IV). Los padres completaron un cuestionario para evaluar la severidad de los síntomas del TDAH (Conners Parent Rating Scales). Se excluyó a los niños con regímenes específicos, tratados con probióticos o antibióticos dentro de los 2 meses previos, con trastornos digestivos, síntomas depresivos o ansiosos, obesidad, terreno atópico o tratados con medicamentos para su TDAH.
No se encontraba diferencia entre ambos grupos para la edad, el sexo, el IMC, el modo de nacimiento y alimentación (amamantamiento). El análisis de la microbiota intestinal, realizado por pirosecuenciación del ARN 16S y el análisis de las UTO (unidades taxonómicas operativas), no ha mostrado diferencias en términos de diversidad bacteriana (alfa y beta). Los cuatro principales filos en todas las muestras eran Firmicutes, Bacteroidetes, Proteobacterias y Actinetobacterias, pero sin diferencias entre niños con TDAH y controles. Por el contrario, en cuanto a los géneros, los porcentajes de Faecalibacterium, Lachnoclostridium y Dialister eran inferiores en los niños con TDAH (Figura 1). La abundancia de Faecalibacterium se correlacionaba negativamente con la severidad del TDAH, al igual que con el índice de hiperactividad (Figura 2).
¿Cuáles son las consecuencias en la práctica?
Si una perturbación de la microbiota intestinal incide en el TDAH (como en otras patologías), es necesario en primer lugar ser prudentes y contar con una prescripción calculada de antibióticos para el niño, y con más razón para el lactante, a fin de prevenir el desarrollo ulterior de estas enfermedades. En el marco del TDAH, podría ser útil apuntar a Faecalibacterium garantizando su incremento en el plano intestinal. En el plano de la dieta, esto se favorece con una alimentación de tipo mediterránea y probablemente se reduce con una alimentación de tipo occidental. Además de este enfoque desde el punto de vista de la dieta, que apunta a Faecalibacterium, también se trata de reducir la inflamación intestinal a la que contribuye la disminución de Faecalibacterium.
Conclusión
Este estudio piloto ha demostrado que existía una perturbación de la microbiota intestinal en los pacientes con TDAH. Esta disbiosis se refería en particular a Faecalibacterium, género que estaba correlacionado negativamente a la severidad de los síntomas de TDAH.