Parkinson: ¿la microbiota intestinal, directora de orquesta de los mecanismos patogénicos?
La enfermedad de Parkinson se acompaña de una disbiosis intestinal importante que podría estar implicada en algunos de sus mecanismos patogénicos, según revela un estudio metagenómico publicado en Nature Communications1.
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Acerca de este artículo
Tras multiplicar por dos su prevalencia en 25 años, la enfermedad de Parkinson habría afectado a 8,5 millones de personas en el mundo en 20192, con una morbimortalidad elevada. Su etiología es mal conocida: sería el resultado de una combinación de susceptibilidad genética y factores medioambientales. En la actualidad, la enfermedad de Parkinson se considera un trastorno neurodegenerativo no solo motor, sino también multisistémico. Da lugar a estreñimiento (el signo más precoz en general), alteración de la barrera intestinal e inflamación: su relación con el aparato digestivo está establecida.
8,5 millones La enfermedad de Parkinson afectó a 8,5 millones de personas en todo el mundo en 2019.
La hipótesis de una neurotoxina bacteriana entérica desencadenante de la enfermedad despierta el interés científico (hipótesis de Braak). Sin embargo, todas las investigaciones que integran el estudio de la microbiota intestinal registran resultados controvertidos porque implican cohortes de tamaño limitado y utilizan a menudo una tecnología se secuenciación de escasa resolución.
El estudio más amplio del microbioma intestinal jamás realizado
Un equipo de investigación estadounidense reunió una cohorte de tamaño inédito, con la inclusión de 490 pacientes con la enfermedad de Parkinson y 234 sujetos neurológicamente sanos. Se analizaron unas cincuenta variables, como la presencia de trastornos digestivos, la toma de medicamentos o la alimentación. Se analizó el microbioma intestinal de los participantes mediante secuenciación del ADN de alta resolución (shotgun sequencing).
No fue una sorpresa que los casos de estreñimiento fueran mucho más numerosos en la cohorte de sujetos con Parkinson. En cuanto al microbioma, hasta en el 30% de las especies, genes bacterianos y vías de transducción de señales estaban alterados en los sujetos enfermos. En los pacientes, 55 especies eran más abundantes, como Bifidobacterium dentium, Actinomyces oris, Streptococcus mutans y Lactobacillus fermentum, y otras 29 eran menos abundantes, como Roseburia, Eubacterium, Ruminococcus y Faecalibacterium prausnitzii, especies conocidas por producir
(sidenote:
Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC)
Los Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC) son una fuente de energía (carburante) de las células de la persona que interactúan con el sistema inmunitario y están implicadas en la comunicación entre el intestino y el cerebro.
Silva YP, Bernardi A, Frozza RL. The Role of Short-Chain Fatty Acids From Gut Microbiota in Gut-Brain Communication. Front Endocrinol (Lausanne). 2020;11:25.
)
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Disbiosis profunda que favorece mecanismos conocidos de la enfermedad
Se identificaron diversos procesos característicos de la enfermedad de Parkinson. Entre las 55 especias abundantes en la microbiota intestinal de los pacientes, 11 especies son patógenos oportunistas (Porphyromonas asaccharolytica, Escherichia coli, Klebsiella) que poseen lipopolisacáridos en su superficie: estas moléculas producen una reacción inmunitaria por liberación de citocinas proinflamatorias en el cuerpo.
Por otra parte, se observa la reducción de las especies, genes y vías que degradan los polisacáridos y producen AGCC. En el intestino, niveles inadecuados de AGCC se han relacionado con el estreñimiento, que fragiliza la barrera intestinal y favorece la inflamación, dos síntomas característicos de la enfermedad.
Por último, también se observó una alteración de la regulación de la síntesis y el metabolismo de las vías que implican a la dopamina, el GABA, la serotonina y el glutamato, preponderancia de moléculas que inducen la enfermedad de la alfa-sinucleína y metabolitos tóxicos, y reducción de factores antiinflamatorios y neuroprotectores, como la nicotinamida o la trehalosa.
Los investigadores confirman así observaciones hechas anteriormente en animales. Se fijaron como objetivos profundizar en sus investigaciones y continuar el estudio del microbioma intestinal: su análisis permitirá definir subtipos de la enfermedad e identificar biomarcadores de progresión de la enfermedad, y su manipulación será potencialmente útil para prevenir, tratar y frenar la progresión de la enfermedad.