Microbiota intestinal #21
Por la Pr. Satu Pekkala
Becaria de investigación de la Academia de Finlandia, Facultad de Ciencias del Deporte y la Salud, Universidad de Jyväskylä, Finlandia
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Capítulos
Acerca de este artículo
La microbiota intestinal como predictor de la gravedad de la pancreatitis aguda
Los pacientes con pancreatitis aguda grave (PA) presentan un alto riesgo de mortalidad, por lo que sería muy importante poder evaluar la evolución de la enfermedad durante las primeras horas. Los complejos sistemas de puntuación actuales no pueden predecir la gravedad de la PA con la suficiente antelación, por lo que se necesitan marcadores nuevos. Aunque parece ser que existe una relación bilateral entre la PA y el microbioma intestinal, faltan estudios clínicos prospectivos más amplios. Este artículo presenta los resultados del microbioma orointestinal de 450 pacientes con PA de 15 centros europeos. Las muestras se secuenciaron por ARNr 16S de secuencia completa y secuenciación metagenómica con Oxford Nanopore. La clasificación de Atlanta revisada (RAC) redefine la gravedad de la PA en tres categorías: leve, moderada y grave (RAC I a III, respectivamente). Este estudio descubrió que la distancia de Bray-Curtis de los microbiomas rectales era diferente en RAC III en comparación con RAC I y RAC II. Además, varias especies bacterianas presentaban una abundancia diferente en función de la categoría de RAC. Las distancias Bray-Curtis también eran diferentes entre pacientes vivos y fallecidos en los microbiomas rectales, pero no en los bucales. Además de la mortalidad, la duración de la estancia hospitalaria se asoció con alteraciones tempranas del microbioma rectal. Al final, los autores descubrieron que había 16 especies bacterianas más abundantes en los casos de PA grave que en los casos menos graves. En la regresión Ridge, estas especies, junto con el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica, podrían predecir fielmente la gravedad de la enfermedad. Curiosamente, todas estas especies son productoras de ácidos grasos de cadena corta (AGCC). Por consiguiente, la expresión de las vías funcionales de producción de AGCC era mayor en la PA grave. Aunque el hallazgo es interesante, aún se desconoce si las bacterias que producen AGCC son causa o consecuencia de la PA grave
Conexiones entre el microbioma intestinal y la diabetes de tipo 2 en los Emiratos Árabes Unidos
La incidencia de diabetes de tipo 2 (DT2) está aumentando drásticamente en los países de Oriente Medio. Existen varios estudios occidentales que han demostrado la contribución del microbioma intestinal a la resistencia a la insulina y la inflamación de baja intensidad de la DT2, pero los estudios en las poblaciones de Oriente Medio son escasos. Además, los estudios existentes arrojan resultados poco concluyentes sobre cómo la composición y las funciones de la comunidad microbiana contribuyen a la patogénesis de la DT2 Para profundizar en el tema, los autores analizaron muestras de heces de 84 personas de los Emiratos Árabes Unidos con o sin T2D mediante secuenciación metagenómica con nanoporos. A diferencia de muchos estudios occidentales anteriores, en este estudio no se observaron diferencias en la diversidad alfa de la microbiota intestinal entre los testigos sanos y los casos de DT2. Además, tras corregir las comparaciones múltiples, los autores no hallaron diferencias en la abundancia de ninguna especie microbiana ni en las características de ortología KEGG (OK) entre los grupos. Sin embargo, un análisis de enriquecimiento de conjuntos de genes reveló 8 funciones con mayor abundancia en el grupo de referencia y 5 en el grupo de DT2. Estos módulos diferencialmente abundantes están asociados a la degradación de aminoácidos, como la arginina, la degradación de la urea y la homoacetogénesis. Parece ser que estas funciones tienen efectos proinflamatorios y, por lo tanto, pueden contribuir a la inflamación de baja intensidad, una característica distintiva de la DT2. Por último, los autores utilizaron el análisis de predicción para identificar 3 posibles biomarcadores de la DT2. Entre ellos se encontraba una reducción de Enterococcus faecium y Blautia, así como un enriquecimiento de Absiella spp o Eubacterium limosum en el grupo DT2. Curiosamente, se demostró que E. faecium tiene efectos hipolipemiantes y contra la obesidad, por lo que podría contribuir en parte al fenotipo patogénico de la DT2. En conclusión, este estudio ha conseguido identificar biomarcadores microbianos específicos, como funciones y taxones que pueden ayudar a predecir la aparición de enfermedades específicas asociadas a la DT2.
El butirato microbiano inhibe los factores inmunosupresores en el cáncer de estómago
El cáncer de estómago (CE) es una de las principales causas de muerte por cáncer en todo el mundo. La detección temprana es importante para el tratamiento exitoso del CE. Se encuentra una elevada expresión del ligando 1 de muerte programada (PD-L1), un objetivo de la inmunoterapia oncológica, en los macrófagos asociados a tumores que se pueden regular mediante el microbioma intestinal. Una posible vía mediante la cual el microbioma podría tener efectos anticancerígenos es la producción de ácidos grasos de cadena corta, como el butirato. En este estudio, los pacientes con CE avanzado presentaban una mayor expresión de marcadores inmunosupresores, concretamente PD-L1 e interleucina (IL)-10, en macrófagos, células dendríticas y mucosa cancerosa que los pacientes con CE temprano. La microbiota intestinal de los pacientes con CE se caracterizaba por una menor diversidad y disbiosis. En cuanto al género, se detectó una menor abundancia de bacterias productoras de butirato, como Faecalibacterium y Bifidobacterium, en los pacientes con CE. Curiosamente, la administración de butirato y Faecalibacterium en células mononucleares de sangre periférica de pacientes con CE redujo el número de macrófagos que expresan PD-L1- e IL-10. Además, el butirato suprimió el crecimiento en cultivos de células de CE. Sin embargo, no quedó claro qué cepa de Faecalibacterium se utilizó en el experimento in vitro. Por último, se inyectaron células de CE y células mononucleares de sangre periférica procedentes de testigos sanos o de pacientes con CE —con o sin butirato—, en un modelo murino de tumor humanizado. El experimento demostró que el butirato disminuía significativamente el tamaño del tumor y los marcadores inmunosupresores PD-L1 e IL-10. Es posible que el butirato tenga potencial terapéutico mediante la supresión del crecimiento de células cancerosas en el CE.