Microbiota duodenal en niños desnutridos, con retraso en el crecimiento y con enteropatía
Artículo comentado - niño
Por el Pr. Emmanuel Mas
Gastroenterología y nutricíon, Hospital de Niños, Toulouse, Francia
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Acerca de este artículo
Comentarios sobre el artículo original de Chen et al. (N Engl J Med 2020)
La disfunción entérica ambiental (DEA) es un trastorno enigmático del intestino delgado que podría desempeñar una función en la desnutrición infantil, un problema persistente de salud mundial. Definir la incidencia de este trastorno ha sido obstaculizado por la dificultad en extraer muestras de la mucosa del intestino delgado y de la microbiota. En el estudio participaron 110 niños con un retraso del crecimiento linear, que vivían en un suburbio urbano de Bangladesh, y que no habían sido receptores de ninguna intervención nutricional. Los autores realizaron una endoscopia en 80 niños que padecían una DEA confirmada por biopsia, y de quienes se disponía de muestras de plasma y duodeno. En las cepas bacterianas obtenidas de los niños, los niveles absolutos de un grupo compartido de 14 taxones (que no suelen clasificarse como enteropatógenos) se relacionaron negativamente con el crecimiento linear y positivamente con las proteínas duodenales implicadas en las respuestas inmunoinflamatorias. La representación de estos 14 taxones duodenales en la microbiota fecal era significativamente diferente de la de las muestras de niños sanos. Los ratones gnotobióticos que habían sido colonizados con cepas duodenales cultivadas obtenidas de niños con DEA contrajeron enteropatía del intestino delgado. Estos resultados confirman la existencia de una relación entre el retraso en el crecimiento y los componentes de la microbiota del intestino delgado y la enteropatía, y aportan una base teórica para el desarrollo de terapias dirigidas a estas contribuciones microbianas en la DEA. [1]
¿Qué se sabe ya sobre este tema?
La proporción de desnutrición crónica con retraso en el crecimiento es del 25% en bebés con más de 5 episodios de diarrea. Estas infecciones intestinales recurrentes desembocan en DEA, un trastorno caracterizado por una atrofia vellosa que combina una reducción de la superficie intestinal y de las capacidades de absorción, una alteración de la barrera intestinal y una inflamación de la mucosa. Datos más recientes indican que la disbiosis de la microbiota de la porción alta del tubo digestivo puede producirse en la DEA.
¿Cuáles son los principales resultados aportados por este estudio?
Este estudio incluyó a 110 bebés con una edad media de 18 meses de Dhaka, Bangladesh, que presentaban desnutrición crónica con retraso en el crecimiento, definida por intervención nutricional. Las biopsias duodenales confirmaron la presencia de DEA en 80 de ellos. Se analizó la microbiota del aspirado duodenal de 36 de estos bebés; en más del 80% había un grupo de 14 taxones bacterianos, relacionados negativamente con la relación cociente talla/edad (r = – 0,049; p = 0,003) (Figura 1. El estudio proteómico de las biopsias duodenales reveló una relación positiva entre estos 14 taxones y 10 proteínas, entre las que había 2 péptidos antimicrobianos, un marcador de inflamación intestinal (LCN2), además de una relación negativa con 10 proteínas producidas por los enterocitos (Figura 2).
En los 80 bebés que presentaban DEA, el estudio proteómico del plasma puso de relieve una importante correlación positiva entre REG3A y LCN2.
La comparación de la microbiota fecal de los bebés con DEA con la de los 27 del grupo de control reveló un aumento significativo de las bacterias del género Veillonella, y estas presentaron una mayor correlación con las proteínas duodenales implicadas en la inflamación gastrointestinal.
Tras el cultivo de 39 cepas bacterianas procedentes de los aspirados duodenales de bebés con disfunción entérica ambiental, entre las que había 11 de los 14 taxones en cuestión, estas se administraron por sonda gástrica a ratones a los que se había alimentado con una alimentación similar a la de un bebé de 18 meses de Dhaka. Se encontraron 23 de estas bacterias con una abundancia relativa > 0,1% en al menos una parte del intestino. Los ratones del grupo de control recibieron la microbiota cecal de ratones criados de forma convencional mediante alimentación por sonda gástrica. A diferencia de los ratones del grupo de control, en los ratones que recibieron bacterias que provenían de una «disfunción entérica ambiental» se observó una infiltración de células mononucleares inflamatorias en la lámina propia del intestino delgado, además de anomalías epiteliales y de una distorsión estructural, con criptas alargadas. Estas anomalías se localizaban en placas en el intestino delgado, pero no se extendían al colon.
Desde un punto de vista funcional, en estos ratones, los resultados pusieron de relieve un aumento de la expresión del ARNm de los péptidos antimicrobianos (Reg3b y Reg3g), un aumento de una metaloproteasa (MMP8) y una reducción del ARNm que codifica las proteínas de unión estrecha. Estas alteraciones de la respuesta inmunitaria innata y de la barrera epitelial de la mucosa pueden explicar la traslocación bacteriana sistémica al bazo (Escherichia coli y Enteroccocus hirae).
Key points
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Una alteración de la microbiota intestinal a nivel duodenal promueve la disunción entérica ambiental
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Esta disbiosis duodenal está relacionada con la desnutrición crónica
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La patología se puede transmitir a ratones, lo que podría ayudar a comprender los mecanismos fisiopatológicos implicados (inflamación intestinal, anomalías de la barrera epitelio y alteraciones inmunizarías de la transducción de señales bacterianas).
Conclusión
Los resultados de este estudio sugieren una relación causal entre las bacterias del duodeno, la disfunción entérica ambiental y la desnutrición crónica con retraso en el crecimiento. Se sugiere, por tanto, que estos niños podrían beneficiarse del desarrollo de tratamientos dirigidos a esta disbiosis