Hábitos alimenticios desde el nacimiento hasta los 12 meses: ¿qué impacto tienen sobre la microbiota intestinal y el riesgo de sobrepeso?
Artículo comentado - Niños
Por el Pr. Emmanuel Mas
Gastroenterología y nutricíon, Hospital de Niños, Toulouse, Francia
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Acerca de este artículo
Comentario al artículo original de Forbes et al. (JAMA Pediatr 2018)
El objetivo era definir la relación entre las modalidades de alimentación, la microbiota y el sobrepeso en lactantes y niños pequeños. En el estudio participaron 1087 lactantes; la microbiota fecal se analizó en M3-M4 y M12 mediante la secuenciación de 16S rRNA. En M3, los lactantes alimentados exclusivamente con leche maternizada artificial tenían un mayor riesgo de sobrepeso. En M12, los perfiles fueron significativamente diferentes según las prácticas de alimentación en M6: la suplementación con leche maternizada en lactantes parcialmente amamantados se asoció con un perfil similar al de los lactantes no amamantados, a diferencia de la diversificación dietética sin suplementación previa. La lactancia materna podría proteger contra el sobrepeso mediante la modulación de la microbiota; tenga en cuenta que la microbiota difería ligeramente después de una breve exposición a leche maternizada en la sala de maternidad. La alimentación y la suplementación con leche maternizada parecen estar asociadas con el sobrepeso, a diferencia de la utilización de otros alimentos complementarios
¿Qué sabemos sobre este tema?
Desde el nacimiento, hay ciertos factores que influyen en la aparición posterior de una obesidad. La lactancia materna tiene un efecto protector, en parte gracias a un contenido más bajo en proteínas. También se debe tener en cuenta la microbiota intestinal (MI), porque influye en la absorción y en el metabolismo energético. La MI se constituye durante los 2-3 primeros años de vida, y el modo de alimentación del recién nacido (lactancia materna frente a leche maternizada artificial) es uno de los factores principales de modulación de la MI. En adultos obesos, la diversidad de la MI disminuye y la proporción Firmicutes/ Bacteroidetes aumenta.
¿Cuáles son los principales resultados que aporta este estudio?
Este estudio se basa en los datos de la cohorte de recién nacidos denominada CHILD (Canadian Healthy Infant Longitudinal Development); se incluyeron 1087 niños de esta cohorte con análisis de la microbiota fecal a los 3-4 meses (n = 996),oalos12meses(n=821)yaestas 2 edades (n = 730). Las madres rellenaron cuestionarios sobre las formas de alimentación a los 3 y 6 meses, lo que permitió distinguir diferentes grupos en función de la lactancia materna (Tabla 1). El índice de parto vaginal era del 74,2%; el 39,8% de las madres tenía sobrepeso u obesidad. El índice de lactancia exclusiva era del 53,8% a los 3meses y del 17,6% a los 6 meses.
A los 3 meses, la lactancia exclusiva protegía del riesgo de sobrepeso (definido por una relación peso medido/peso esperado para la altura > 85a percentil) a los 12 meses respecto de la toma exclusiva de leche maternizada: un 19,2% frente a un 33,3%, sin efecto significativo del ajuste (Tabla 1). A los 6 meses, la toma de leche de maternizada como complemento de la lactancia aumentaba este riesgo de sobrepeso a los 12 meses, lo cual no ocurría en el caso de los alimentos sólidos. Por último, una lactancia prolongada tenía un efecto protector.
Como se esperaba, a los 3-4 meses se encuentra una riqueza y una diversidad de la MI diferentes en función de la alimenta- ción de los lactantes; existe una estructura significativamente diferente de la MI entre los lactantes alimentados con lactancia exclusiva y los grupos de lactantes no amamantados (F i g u r a 1 ). Al aumentar la lactancia exclusiva, los autores encontraron una abundancia relativa aumentada de Bifidobacteriaceae y de Enterobacteriaceae y una disminución de Lachnospiraceae, Veillonellaceae y Ruminococcaceae.
La MI a los 12 meses era más homogénea, pero seguía habiendo diferencias en función de la forma de alimentación a los 6 meses: la riqueza era mayor en los lactantes que recibían, al menos en parte, leche maternizada; la abundancia relativa de Actinobacteria y de Proteobacteria era más elevada en el grupo de lactancia exclu- siva y más baja en el grupo de no lactancia.
El sobrepeso o el riesgo de sobrepeso a los 12 meses aumentaba si la MI había sido más rica a los 3-4 meses, en concreto en Lachnospiraceae con una abundancia relativa media del 5,9% (sobrepeso), del 4,7% (riesgo de sobrepeso) y del 1,9% (peso normal) (p = 0,01) (Figura 2).
Puntos clave
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La lactancia materna protege frente al sobrepeso al año de edad.
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Este efecto está mediado por la constitución de la microbiota intestinal.
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Es necesario realizar estudios para investigar si este efecto persiste a más largo plazo.
¿Cuáles son las consecuencias en la práctica?
Este estudio demuestra por un lado el beneficio de la lactancia materna sobre el sobrepeso al año de edad y, por otro lado, que este beneficio está vinculado a una modulación de la MI.
Además, es importante promover una lactancia materna exclusiva desde el nacimiento, limitando la suplementación con leche maternizada artificial durante la maternidad. Por último, este beneficio aumenta con una lactancia materna prolongada. La introducción de alimentos sólidos no tiene impacto negativo mientras que la toma complementaria de leche maternizada para lactantes sí lo tiene.
Conclusión
La lactancia materna, sobre todo prolongada, tiene un efecto protector frente al sobrepeso al año de edad. Incluso aunque se utilicen como suplemento, las leches maternizadas artificiales conllevan un aumento de la riqueza y de la diversidad de la MI a los 3-4 meses, en concreto de Lachnospiraceae, y un mayor riesgo de sobrepeso a los 12 meses.