Microbiota infantil: el tipo de lactancia materna es importante
Según un estudio canadiense sobre la composición de la microbiota de la leche materna, la utilización de un sacaleches, entre otros factores, sería menos beneficiosa para la salud y para el desarrollo de los lactantes que el amamantamiento.
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Acerca de este artículo
La leche materna no es estéril y la flora que alberga contribuye a la estructuración de la microbiota intestinal de los lactantes. Pero ¿son equivalentes todos los tipos de lactancia? Para averiguarlo, un equipo de investigación internacional analizó la composición de la microbiota de la leche materna extraída con un sacaleches o por succión directa del pecho de 393 parturientas.
Efecto de la lactancia con sacaleches
Se emplearon varios métodos estadísticos para contrastar la composición microbiana de 393 muestras de leche materna recolectadas de media a los 3-4 meses de vida de los lactantes, con el tipo de lactancia de cada madre y con una serie de parámetros específicos (IMC, número de partos, tipo de parto…). Especies de Bifidobacterium spp. (bacterias implicadas en el desarrollo del sistema inmunitario infantil) se encontraron en mayor abundancia en la leche por succión directa del pecho. Independientemente de otros factores típicos a tener en cuenta (IMC materno, tipo de parto…), la lactancia indirecta (definida por al menos una toma de leche extraída con sacaleches en las dos semanas anteriores) y especialmente la que se realiza con el sacaleches eléctrico resulta ser un factor de reducción significativa de la riqueza y diversidad de la microbiota de la leche. Por otro lado, se produjo un aumento de varias familias bacterianas como Enterobacteriaceae, Enterococcaceae, Stenotrophomonas y Pseudomonadaceae, algunas de las cuales son especies oportunistas potenciales. Por ello, cabe plantearse la influencia ambiental de la lactancia indirecta.
Otros factores a tener en cuenta
Los resultados apuntan a otros elementos: en caso de la lactancia directa, el propio lactante regurgita y contamina la leche a través de su propia microbiota oral (hipótesis conocida como “inoculación retrógrada”), de distinta manera según el sexo, lo que tiende a corroborar la existencia de una contaminación común madre-hijo. Del mismo modo, otros factores maternos que podrían intervenir son el origen étnico, el IMC (capaz de modular entre otros, la cantidad de ácidos grasos, hormonas u oligosacáridos en la leche), el parto por cesárea (responsable de una reducción de la riqueza bacteriana en la leche), el tabaquismo, la primiparidad o multiparidad, o la existencia de un terreno atópico, sin olvidar la translocación de microorganismos intestinales hacia las glándulas mamarias, conocida como “vía enteromamaria”. Se trata, por tanto, de posibles pistas de investigación para mejorar la composición de la microbiota láctea (y, por tanto, la flora intestinal de los lactantes) y desarrollar estrategias futuras de prevención de enfermedades crónicas desde una edad temprana (alergias, infecciones respiratorias, asma…).