Pr. Philippe SEKSIK: Hacia un tratamiento inédito de las eiic
El profesor Philippe SEKSIK, médico e investigador, trabaja en el departamento de gastroenterología y nutrición del Hospital Saint-Antoine (AP-HP, Paris) y codirige la unidad de investigación “Microbiota, intestino e inflamación” del centro de investigación Saint-Antoine (UMRS_U938).
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HACIA UN TRATAMIENTO INÉDITO DE LAS EIIC
Cómo diagnosticar las EIIC?
Como no existe ninguna prueba específica disponible, el diagnóstico de las EIIC implica la realización de una serie de pruebas o exámenes que el médico debe reunir para confirmar la inflamación y su carácter crónico. En el caso de la enfermedad de Crohn (EC), la inflamación puede afectar a la totalidad del tubo digestivo, mientras que en la colitis ulcerosa (CU) se limita al recto y al colon. Generalmente, el diagnóstico lo establece un especialista; resulta ser relativamente simple y se confirma mediante endoscopia y biopsias, a veces también mediante IRM del intestino. Recordemos que 1 de cada 100 europeos desarrollará una EIIC a lo largo de su vida y que la propensión a padecer esta enfermedad es mayor en los habitantes del Norte de Europa. Frecuentemente estas enfermedades se detectan en pacientes jóvenes: 28 años de media para la EC y 30 años para la CU, en la cual se observa un segundo pico de incidencia a los cincuenta años, unos cuantos meses después de haber dejado de fumar, porque si bien el tabaco empeora la EC, limita paradójicamente los síntomas en la CU.
¿Qué tratamiento ofrecer a los pacientes?
El desafío que supone tratar la EC y la CU reside en ajustar el tratamiento de fondo para prevenir las lesiones anatómicas causadas por los brotes sucesivos de la enfermedad y en la necesidad de posponer al máximo cualquier tipo de intervención quirúrgica. En cuanto al tratamiento de los brotes, es importante evitar recurrir a los corticoides, responsables de numerosos efectos secundarios, morbilidad y mortalidad en nuestros pacientes. El equilibrio resulta delicado en ausencia de un biomarcador fiable de la gravedad clínica de la enfermedad... Por otro lado, el paciente con EIIC cólica debe ser objeto de un seguimiento exhaustivo para confirmar la ausencia de displasia (y a largo plazo, de cáncer) y evitar la aparición de cualquier tipo de infección (tuberculosis, herpes, etc.) cuando se prescriben uno o más inmunosupresores (vigilancia serológica y del calendario de vacunación, especialmente). Por último, ayudar al paciente en su vida cotidiana: estudios, viajes, sexualidad, matrimonio, deseo de tener hijos, alimentación, etc., ya que las EIIC pueden ser muy incapacitantes para algunos de ellos (del 30 al 50%).
La microbiota: ¿un importante eje terapéutico en el presente y para el futuro?
La búsqueda de nuevas moléculas, el tratamiento de los brotes y el desarrollo de estrategias terapéuticas son los principales temas de la investigación tan activa que se está llevando a cabo en torno a las EIIC. Entre ellas, la vía de la microbiota intestinal es indudablemente prometedora: empezamos a comprender que la microbiota intestinal es la que desencadena y perpetúa la inflamación del sistema digestivo. Existe una comunicación entre la microbiota y su huésped a través de numerosas relaciones de simbiosis vinculadas con la coevolución de las especies. Pero podría ocurrir que, por razones desconocidas hasta el momento, estas relaciones simbióticas no funcionaran. De ahí la necesidad absoluta de investigaciones que permitan encontrar nuevos mecanismos de modulación de la microbiota y restauración de funciones posiblemente defectuosas, mediante la administración de probióticos, metabióticos, (metabolitos de la microbiota) o mediante trasplante de microbiota fecal, una forma pragmática de sustituir una microbiota desequilibrada por otra considerada sana.