Microbiota 4 - Junio 2018
Estimados lectores:
Desde hace unos veinte años, la prevalencia de alergias ha experimentado un acusado crecimiento, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo. Globalmente, la prevalencia asciende en la actualidad a entre el 20 y el 30% de la población mundial. Este aumento es si cabe aún más preocupante si tenemos en cuenta que suele observarse especialmente en niños. Según la World Allergy Organization, uno de cada cuatro niños europeos padece alguna alergia. De origen multifactorial, las patologías alérgicas pueden deberse tanto a factores genéticos como medioambientales. Por ello, los factores de riesgo y los factores agravantes, como la contaminación o el tabaquismo, cada vez se encuentran mejor definidos y tomados en cuenta en los tratamientos preventivos.
En este contexto, y teniendo en cuenta que la microbiota interviene en el desarrollo de las respuestas inmunitarias, ¿qué papel desempeñan las comunidades bacterianas en el desarrollo de las alergias? Por ejemplo, datos epidemiológicos recientes extraídos de diversos estudios han demostrado un papel potencial de la cesárea (y, por tanto, una alteración de la colonización precoz del recién nacido) en el desarrollo del asma alérgico. Para aportar elementos de respuesta en este boletín, el Prof. Roberto Canani (Nápoles, Italia) y su equipo analizan el grado de implicación de la microbiota intestinal en la fisiopatología de la alergia. Además de poner en evidencia una disbiosis en caso de alergia alimentaria o de dermatitis atópica, trabajos recientes han demostrado que la disminución de ácidos grasos de cadena corta producidos por la microbiota en función de la alimentación podría tener relación con el desarrollo de la alergia a través del sistema inmunitario.
Como complemento a este análisis detallado, se explican los distintos trabajos internacionales que demuestran la presencia de Fusobacterium nucleatum en los tejidos primitivos y metastásicos de una mayoría de pacientes con cáncer colorrectal y que abordan su influencia en la evolución tumoral. En un segundo artículo comentado, se ponen de relieve los mecanismos de adaptación de Escherichia coli, bacteria presente en un elevado porcentaje de niños afectados de fibrosis quística, en un medio intestinal rico en grasas.
Conocer los puntos clave de la Gut Summit (10 y 11 de marzo en Roma, Italia) y del 25º Congreso de la UEGW (del 28 de octubre al 1 de noviembre de 2017 en Barcelona, España) constituye una oportunidad de mantenerse informado sobre los últimos avances en investigación. Lo mismo sucede con la revista de prensa, que se centra en el prometedor potencial de la microbiota en la eficacia de los tratamientos anticancerígenos por inmunoterapia, y en la relación entre el tipo de parto y la microbiota del niño en la transmisión intergeneracional del sobrepeso y la obesidad. Esperamos que disfruten de la lectura.
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