Microbiota 15 - Abril 2022

Una de estas situaciones clínicas es conocida por nosotros: del 30 al 50% de las personas con TEA presentan síntomas gastrointestinales (dolor abdominal, diarrea, estreñimiento, etc.) que afectan a su calidad de vida. Por lo tanto, la hipótesis de una relación entre la microbiota intestinal y los trastornos del espectro autista parece tomar forma y está despertando un gran interés en la comunidad científica. Es cierto que la microbiota intestinal se describe a menudo como nuestro «segundo cerebro» y que ciertas enfermedades neuropsiquiátricas, como la depresión, están asociadas a desequilibrios en la microbiota intestinal. Recordemos también este experimento: ratones a los que se les trasplantaron bacterias intestinales de personas que padecían TEA desarrollaron a su vez un «comportamiento autista». Se puede observar que las pruebas de la relación entre la microbiota intestinal y el TEA son cada vez más numerosas.

El artículo escrito por el profesor Richard Delorme, ganador de la beca internacional de la Fundación Biocodex en 2021, y su equipo, se suma a este ya notable conjunto de pruebas. El artículo va más allá y sugiere una implicación de la microbiota intestinal en el comportamiento y la cognición humanos. ¿Ayudará algún día la microbiota intestinal a desvelar el misterio del autismo? Si bien, como indican los autores, hay que realizar ensayos aleatorios a doble ciego más amplios para confirmar la eficacia de las terapias microbianas en el TEA, la microbiota intestinal es una pista tangible que hay que explorar para comprender las causas y los mecanismos del autismo. Y así dar esperanza a miles de niños.

Disfruten de su lectura.

^{BMI 22.09}

^{1: https://www.who.int/fr/news-room/fact-sheets/detail/autism-spectrum-disorders}