Nuestra nariz alberga bacterias
Algunas bacterias características de los productos lácteos, llamadas lactobacilos, también pueden vivir en la nariz. Unas especies concretas, más peludas, podrían reducir el riesgo de sinusitis.
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Acerca de este artículo
Cuando oye la palabra «lactobacilos», quizá piense en el yogur, en el que abundan estas bacterias, o en la microbiota intestinal. Pero ¿sabía que estos microorganismos en forma de bastoncillos, que producen ácido láctico (de ahí su nombre), también están presentes en las vías nasales?
Más lactobacilos en la nariz sin sinusitis
La comparación de la microbiota de las vías respiratorias superiores de un centenar de personas sanas con la de más de 200 pacientes con rinosinusitis crónica lo demuestra: los
(sidenote:
Lactobacilos
Bacterias en forma de bastoncillo, cuya característica principal es que producen ácido láctico. Por eso se habla de «bacterias lácticas».
Estas bacterias no solo están presentes en las microbiotas oral, vaginal e intestinal del ser humano, sino también en las plantas o los animales. Se pueden consumir en productos fermentados, por ejemplo, productos lácteos como algunos quesos y yogures, así como en otros tipos de alimentos fermentados como los pepinillos, el chucrut...
Los lactobacilos también se consumen en los probióticos, y algunas especies son conocidas por sus propiedades beneficiosas.
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son más abundantes en las cavidades nasales (nariz y nasofaringe) de las personas sanas que en las que sufren rinosinusitis crónica. Los investigadores los han observado de cerca en «narices sanas» y se han dado cuenta de algunas especificidades que los hacen especialmente adaptados a las vías respiratorias superiores, empezando por su capacidad de vivir en un medio rico en oxígeno (la nariz) en lugar de en el fondo de un yogur (sin oxígeno) gracias a la adquisición de herramientas que les permiten resistir a este entorno.
Cuando la colonización (de)pende de un pelo
Pero, sobre todo, algunos tipos de Lactobacillus casei (una especie de lactobacilos) aislados en narices sanas cuentan con múltiples pelos que les permiten adherirse con fuerza a las paredes nasales. Al igual que el Hombre Araña trepando un edificio, estos lactobacilos específicos pueden escalar nuestras cavidades nasales contra viento (estornudos) y marea (secreciones). Cuando llega al lugar adecuado, L. casei inhibe a los agentes infecciosos, que no podrán instalarse en un terreno ya ocupado y cuyo crecimiento se verá dificultado por el ácido láctico que producen dichos lactobacilos.
¿Pronto un espray probiótico?
Estos primeros resultados impulsaron a los investigadores a probar un espray con «lactobacilos peludos» en 20 voluntarios sanos. El resultado es que las bacterias parecen conseguir implantarse, al menos temporalmente, en la cavidad nasal. Así pues, el papel beneficioso de los lactobacilos no se limitaría a la microbiota intestinal y vaginal dado que su efecto sobre las vías respiratorias, hasta ahora poco conocido, ofrece nuevas pistas terapéuticas en las afecciones respiratorias crónicas.
Bibliografia:
De Boeck I, van de Broek MFL, Allonsius CN, et al. Lactobacilli Have a Niche in the Human Nose. Cell Rep. 2020, 31(8):107674