La pérdida de libido en las mujeres es un trastorno sexual que tiene numerosas consecuencias: disminución de la calidad de vida, autoconfianza y autoestima, pérdida de conexión con la pareja, etc. Por cierto, los médicos hablan de «trastornos del deseo sexual hipoactivo» (TDSH) cuando la ausencia o insuficiencia de deseo sexual causa un sufrimiento pronunciado o dificultades en las relaciones interpersonales. Esta combinación de síntomas (falta de deseo + sufrimiento asociado) afecta a hasta un 10% de las mujeres norteamericanas y el porcentaje podría ser similar en otros países. A juzgar por los resultados de estudios recientes, la microbiota intestinal, que ya está implicada en enfermedades mentales y neurológicas, también podría desempeñar un papel importante en estos trastornos sexuales cuya regulación recae parcialmente en el cerebro.
Bacterias, emociones y sexualidad
Para profundizar en el tema, un equipo de investigadores comparó las heces de 24 mujeres con TDSH con las de 22 mujeres sin problemas de libido. En las mujeres con TDSH, observaron una menor abundancia de determinadas bacterias y un aumento de otras, sobre todo lactobacilos y bifidobacterias. Cuanto más importante era la diferencia de abundancia con respecto a las mujeres sin problemas, mayor era la caída del deseo sexual. Sin embargo, se necesitan investigaciones más detalladas para comprender los mecanismos implicados, a saber, la entrada en nuestro organismo de pequeñas moléculas secretadas por las bacterias que podrían influir en nuestro cerebro. Estos estudios revisten una gran importancia porque estos resultados preliminares podrían conducir algún día al descubrimiento de un mejor tratamiento para la pérdida de libido en las mujeres.
Elegir entre serenidad y deseo
Por último, los autores recuerdan que la presencia de cantidades elevadas de lactobacilos y bifidobacterias, características de la pérdida de libido, se han relacionado anteriormente con una reducción de los pensamientos agresivos y del sentimiento de tristeza. Según los autores, todos estos fenómenos están relacionados: la ira o el estrés podrían representar un preludio a la sexualidad ya que estos estados emocionales generan una excitación que puede llegar a convertirse en deseo sexual. Dicho de otro modo, parece ser necesario elegir entre serenidad y libido.