Posible papel de la microbiota orofaríngea en el retraso del crecimiento infantil
El retraso del crecimiento es consecuencia de la malnutrición crónica, probablemente iniciada o exacerbada por infecciones entéricas repetidas y por la falta de higiene. Los niños afectados presentan una disbiosis intestinal caracterizada por la presencia inesperada de microorganismos orales y faríngeos.
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Acerca de este artículo
El retraso del crecimiento afecta a una cuarta parte de los niños menores de 5 años en el mundo. Una de las causas sería el síndrome de enteropatía ambiental pediátrica, responsable de malnutrición que combina infecciones bacterianas recurrentes (debidas a la falta de higiene) e inflamación crónica debida a la proliferación de bacterias intestinales*. Sin embargo, según un estudio francés realizado en niños con retraso del crecimiento (en Madagascar y en la República centroafricana), no sería éste el único factor.
Translocación de la microbiota oral
A pesar de las diferencias genéticas, ambientales y nutricionales entre ambos países, los investigadores descubrieron en niños enfermos pertenecientes a las dos comunidades, una colonización de la microbiota intestinal por bacterias de la microbiota orofaríngea. En 57 muestras gástricas y 46 muestras duodenales estudiadas se observaron, entre otras, especies pertenecientes a los géneros Haemophilus, Neisseria, Moraxella o Porphyromona, algunas de las cuales se asocian, según la literatura científica, con enfermedades inflamatorias (entre ellas cánceres gastrointestinales, diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares).
Un marcador fecal con fines diagnósticos
Estas bacterias orofaríngeas también se encontraron en muestras duodenales y en proporción excesiva en 404 muestras perianales recogidas en niños con retraso del crecimiento, pero no se hallaron en los niños del grupo de control. También fueron más abundantes las bacterias enteropatógenas pertenecientes a los géneros Escherichia coli/Shigella y Campylobacter. Se detectó igualmente una disminución de Clostridiales en las heces de niños afectados. Estas bacterias producen butirato, un ácido graso de cadena corta (AGCC) nutriente de las células epiteliales y responsable de la resistencia del huésped en situaciones de proliferación de bacterias oportunistas. Las heces de los niños enfermos eran pues portadoras de una clara “firma” característica del retraso del crecimiento que combina la presencia de bacterias orofaríngeas enteropatógenas y una baja cantidad de Clostridiales. Este descubrimiento podría abrir el camino al desarrollo de marcadores no invasivos.
Una nueva hipótesis
Los autores sugieren que la presencia de bacterias orofaríngeas en la microbiota fecal podría contribuir a la fisiopatología de la enteropatía ambiental pediátrica. La proliferación de estas bacterias orofaríngeas en el intestino delgado y el colon desencadenaría un proceso inflamatorio. Junto con la presencia de enteropatógenos y cantidades reducidas de butirato, produciría en los niños un estado de malnutrición crónico y como consecuencia, un retraso del crecimiento. Esta hipótesis podría confirmarse en un estudio de cohorte en 1000 niños que se encuentra actualmente en curso.
* o SIBO (Small Intestine Bacterial Overgrowth)