De la disbiosis intestinal a la infección urinaria
¿Existe un eje intestino-vejiga implicado en la recurrencia de las infecciones urinarias? ¿Cómo? A través de una disbiosis intestinal y una respuesta inmunitaria poco eficaz durante la colonización bacteriana de la vejiga.
Explicaciones.
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Acerca de este artículo
Común y recidivante. Estas son dos características de la infección urinaria que tiene tendencia a cebarse en las mismas mujeres: del 20 al 30% de ellas sufren infecciones recurrentes, hasta con 6 episodios al año, incluso más. Dado que el intestino es el reservorio de bacterias patógenas que ascienden por la vulva, unos investigadores se interesaron por la potencial existencia de un eje «intestino-vejiga»:
- ¿La susceptibilidad a las infecciones urinarias recurrentes (IUr) se asocia a una disbiosis intestinal?
- ¿Las mujeres que padecen estas infecciones tienen una dinámica específica en y entre el intestino y la vejiga?
- ¿Existen diferencias inmunológicas mediadas por la microbiota y relacionadas con esta sensibilidad?
Para responder a estas preguntas, se realizó un estudio clínico longitudinal de un año de duración en el que participaron 15 mujeres con antecedentes de infecciones urinarias recurrentes y 16 mujeres sanas.
Disbiosis intestinal e inflamación
Los resultados muestran que las mujeres que tienen antecedentes de IUr presentaban una microbiota intestinal menos diversificada, con más Bacteroidetes y menos Firmicutes y bacterias productoras de butirato como Blautia. Estas últimas se conocen por regular la inflamación. Por otra parte, los análisis de sangre indican que las mujeres sensibles a las infecciones presentaban características de una inflamación de bajo grado. Esto sugiere que la susceptibilidad a las IUr estaría en parte mediada por un eje intestino-vejiga, a través de una disbiosis intestinal y una alteración de la inmunidad sistémica.
Del 20 al 30% de las mujeres con una infección urinaria diagnosticada sufrirán infecciones urinarias recurrentes (IUr).
El papel de E. coli
Durante el estudio, se registraron 24 infecciones urinarias, todas en el grupo de las mujeres IUr, y causadas por E. coli en el 82% de los casos.
Sin embargo, la disbiosis observada en las mujeres IUr no pareció influir en la dinámica de esta bacteria: las poblaciones de E. coli del intestino y la vejiga fueron comparables en los dos grupos, tanto en términos de cantidad relativa como de filogrupos. Sin embargo, no apareció ningún síntoma de infección urinaria en los controles sanos, lo cual sugiere que consiguieron eliminar E. coli de la vejiga.
Otro hallazgo: las cepas de E. coli responsables de la infección urinaria a menudo colonizan el intestino de manera persistente, sin que una exposición repetida a los antibióticos las elimine definitivamente.
En otras palabras: los antibióticos curan a corto plazo eliminando E. coli de la vejiga, pero no protegen de las recidivas a largo plazo provocadas por E. coli intestinales residuales
De ahí la necesidad de cuestionar la utilidad de estas prescripciones que, además, podrían exacerbar la disbiosis intestinal y la inflamación consecuente…, y de concentrarse en las alternativas potenciales de la microbiota para restaurar una comunidad bacteriana sana en el intestino.